Por Casi Pájaro
Cancionista, provinciana y caminante.
Maldigo del alto cielo a pesar de que está todo lleno de amor y aunque no tengo nada, tengo mis manos y un corazón que vibra por y para amar. La Violeta nos recordó que la rabia es una fuerza poderosa.
Y yo no dudé entonces. ¿Qué importa si no me veo bonita cuando estoy enojada, acaso es así como se ve la rabia, bonita como señorita? Cuando la injusticia está delante de mis ojos, lo bonito es luchar.
Belleza también es Björk volviendo a una premisa que más que pruebas, necesita valentía para sostener. Todo está lleno de amor, y aunque parezca slogan propagandístico, es algo que hemos sentido, y digo, hemos sentido porque somos muchas, y porque recuerdo los ojos enamorados de ver el mar, de sentir el cielo y de estrechar la mano a algún compañere.
¿Imagínate cuántos hombres hablando de mujeres y cuántas mujeres aprendiendo a serlo de la manera que ellos dicen? Por eso prefiero escucharlas a ellas, como por cercanía. Nina Simone además de hacernos sentir bien, ha sido clara y no ha dudado en decirnos que jamás se es más por lo que se tiene, porque nada se tiene, las cosas se rompen, se queman, son robadas, pero eso de adentro, eso íntimo, es imposible de arrebatar, solo podría ser abandonado, pero al igual que Nina aquí estamos cultivando lo interno como las flores de nuestro jardín.
Ha habido escuchas que me han cambiado el habla, y las canciones son testimonios.
Cada canción que me habló bien de ser mujer, de amar, de cuidar y ser cuidada, me mostró algo más que solo el desamor, la culpa y el dolor.
Ya decía yo ” pobres hombres románticos como sufren por amor” pero claro si solo aprendieron a amar como un pastor a su rebaño, como obrero a su herramienta, como alguien a su algo… Así será difícil no sufrir. Una persona también se rompe y quien usa, ve reemplazos. Más las personas no se cambian como la ropa, porque no nos quedan grandes o apretadas o simplemente nos molesta la etiqueta.
Ojalá la violeta hablara con Rosalía y Nina Simone con Karol G. Y la Björk se hiciera amiga de Paloma Mami, redescubrir esa “aparentemente” natural condición de hablar más, pero decir “mejor”, decir honestamente.
¿Escribir lo que quieren oír?, ¿A veces es no escucharse a sí misma y si alguien está prefiriendo no decir lo verdadero, por decir lo económicamente conveniente, entonces, de qué ha servido volver a ganar voz?
Yo no quiero más Violetas ni más Björk’s, ellas ya han dicho y siguen diciendo silenciosas en los oídos donde se han quedado resonando.
Nosotras, si pudiera hablar por un nosotras imaginario, nosotras queremos decir lo que nos devuelva la atención, decir la poesía y la rebeldía, decir el amor y sus formas, decir lo que se dice cuando se es una y no la “esposa, amante, madre, hija o prostituta”.
Pero, así como de alguna manera un país nos secuestra, esa definición ajena de lo que es ser mujer, esa imposición nos obliga a hacer un discurso políticamente correcto para los señores y lleno de condescendencia de los violentadores.
Entonces si tener voz es una posibilidad maravillosa, validante y poderosa, no quiero decir lo que se ha dicho tanto, que de solo repetirlo empezamos a creerlo.
Pero aparte, con lo que cada una quiere decir de sí misma, cada cual, con sus formas, y esa variedad amplía el gusto, liberarse y permitirse una sexualidad exuberante y placentera, es algo que se agradece, el deseo revelado y la normalización de este. Gracias por las gatitas que les gusta el mambo y las perras en calor, porque todas quienes hemos sentido nuestro propio placer y deseo sabemos de la fuerza que concentra. Y si cantar nuestro deseo es rebelarse entonces, quiero que todas seamos Shakira o Tokisha. Y si cantar nuestro placer es soltar las culpas entonces quien quiera ser bichota que lo sea. Y también quien quiera cantar al amor y al sexo, a la vida y a la muerte, al ser y al no ser, siempre tendrá oídos que rebasar de mensajes e ideas. Ninguna trinchera, se deja sola, y todas las voces que hoy hablan y cantan y gritan, están manifestando y están develando un mundo que estaba escrito con ciertas palabras que no expresaban la magnitud de la variedad.
Mujeres sonando fuerte o sonando suave, mira que ya no necesitamos el daño de la fuerza bruta, sino que la fuerza misma, que cuando lleva razón ni siquiera encuentra obstáculos y entra como si siempre hubiera estado ahí. Ojalá para hablar más que coraje, necesitemos amor, y así lo que se diga sea material dispuesto para la constante recreación del mundo.
Y si para reescribir la historia hay que decir lo feo, lo horrible y lo bonito, que lo digamos entre todes, que nadie se quede sin la posibilidad de decir lo que sienta, y que aquellos que han hablado tanto aprendan a oír para que lo que dicen sea nuevamente lo que quieren decir y no la grabadora en modo bucle. ¿Aunque igual estaría bueno que solo se callaran un rato, o qué? Acaso no han dicho mucho los mismos señorones aburridos y “wenos” pal sucio moni. Pero bueno seguirán así y nosotres hablaremos igual, entonces algunas diremos más fuerte, con más proyección y más volumen, hablándole al último de la fila, queriendo llegar a lo más marginal y si no quieren escuchar está bien, harán como se ha hecho bastante, mas hoy no por ser ignorada se deja de decir lo que quiere salir. ¿Por qué, que importa si no escuchan? Si cuando se dice lo que es necesario sacar de adentro, solo eso ya es lo suficiente para sentirse bien porque al final como una madeja enredada las palabras van haciendo aparecer el hilo para soltar la mente.
Es que aprendimos a hablar y hacer evidente a esclarecer de cierta manera incluso el misterio más desconocido, es que las palabras y el mundo se parecen, sabemos tanto como vemos como lo que no entendemos de eso que vemos… y esas contradicciones, esas creencias dudosas, esa fe a medias dan sabor, perspicacia, algo como un jueguito sutil entre líneas.
Así que cantemos y digamos, como sea, como pueda ser, que ya hoy no hay chance de negarle a la armonía del mundo nuestra voz que es también parte del coro.