Descentrados Chile

La manipulación mediática de la salud en Chile

Fotografía: CANVA PRO

Por Camilo Bass del Campo
 Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria (Universidad de Concepción) y en Salud Pública. Magíster en Administración de Salud. Desempeño académico en el Programa de Salud Colectiva y Medicina Social de la Escuela de Salud Pública (Universidad de Chile), dedicado a los temas de: Docencia y Atención Primaria de Salud, Talento Humano en Salud, Seguridad Social y Políticas Públicas.

 Al analizar la postura de los medios de comunicación masiva en torno a la salud en nuestro país, se observa una tendencia a criticar de manera malintencionada al sistema público. Se omite la situación de desfinanciamiento crónico, comenzado con las políticas neoliberales impulsadas por la dictadura de Pinochet. Durante este período, se disminuyó drásticamente la inversión en el Servicio Nacional de Salud (SNS), uno de los primeros en el mundo, creado en el año 1952, y que aportó importantes beneficios sanitarios a la población.

El Estado pasó de proporcionar un servicio nacional integral a un sistema fragmentado, con una baja inversión que cayó de un 2,5% del PIB (aporte fiscal) en la época de la Unidad Popular a menos del 1% durante la dictadura.

Sin embargo, el desprestigio del sistema público de salud fue ideado como parte de una estrategia que busca favorecer el negocio privado en el sector, la intención de debilitar lo público incluye no solo la reducción de recursos, sino también la promoción de una narrativa negativa.

Antonio Gramsci se refiere a la hegemonía para explicar cómo las clases dominantes mantienen su poder no solo a través de la coerción económica y política, sino también mediante la dirección cultural, moral e ideológica. En Chile, los medios de comunicación Masivos, controlados por intereses empresariales, juegan un rol crucial en la construcción de una hegemonía que favorece al sector privado. Estos medios presentan relatos que desacreditan el sistema público, subrayando sus fallas y promoviendo una percepción negativa entre la ciudadanía. Este desprestigio es una táctica deliberada para debilitar lo público y favorecer la privatización, un proceso que Gramsci describiría como parte del esfuerzo por mantener la hegemonía burguesa.

Por otro lado, las instituciones privadas de salud, como las Isapres, reciben una cobertura mediática mucho más favorable. Los medios resaltan sus ventajas, como la rapidez en la atención y la disponibilidad de tecnología avanzada, pero omiten las prácticas abusivas y discriminatorias. Los medios suavizan o ignoran estos aspectos negativos, promoviendo la mercantilización como la supuesta solución eficiente frente a la ineficacia del sector público.

Noam Chomsky ha elaborado una crítica profunda sobre la manipulación mediática. Argumenta que los medios de comunicación en sociedades capitalistas funcionan como herramientas de propaganda que sirven a los intereses de las élites económicas y políticas. Esto se logra mediante selección de temas, encuadre de las noticias y omisión de información que pueda desafiar el statu quo. En el contexto chileno, la cobertura mediática favorable a las instituciones privadas de salud y la crítica constante al sistema público pueden entenderse como ejemplos de esta manufactura del consentimiento.

La consecuencia de esta manipulación mediática es una población desinformada que tiende a desconfiar del sistema público de salud y a preferir el sector privado. Esta percepción pública refuerza el ciclo de desfinanciamiento y privatización, alejando a la opinión pública de soluciones integrales y equitativas. Esta situación se materializa en un sistema de salud está marcado por una dualidad que proporciona atención de calidad para los ricos y deficiente para los pobres. La última reforma de salud en el país no avanzó en la disminución de estas inequidades, materializada fundamentalmente por las Garantías Explícitas en Salud (GES), implementadas desde el año 2005, ha tenido efectos limitados y ha desviado cuantiosos recursos públicos hacia el sector privado, exacerbando la desigualdad y la discriminación.

Por otro lado, la reciente declaración de Oxfam evidencia que la financiación de proveedores de atención médica privados con fines de lucro está aumentando las desigualdades en atención sanitaria, aumentando la pobreza y la discriminación basada en el género, y violando los derechos humanos. Oxfam y otras organizaciones han encontrado que las Instituciones Financieras de Desarrollo, como la Corporación Financiera Internacional del Grupo del Banco Mundial, están invirtiendo en proveedores privados que no solo son inaccesibles para la mayoría de las personas, sino que también priorizan las ganancias a expensas de una atención médica ética y de calidad.

Para avanzar hacia un sistema de salud más justo y sostenible, es crucial reconocer y desafiar el rol de los Medios en la configuración de opiniones y políticas de salud. Se necesita un periodismo comprometido con la verdad y la justicia social, que no solo exponga las falencias de lo público, sino también evidencie intereses y prácticas del sector privado que contribuyen a estas falencias. Cambiar la narrativa dominante y construir un sistema de salud equitativo requiere un esfuerzo concertado de todos los sectores de la sociedad, desde la academia hasta los movimientos sociales, pasando por los Medios de Comunicación. Solo así se podrá avanzar hacia un Chile donde la salud sea un derecho fundamental y no un privilegio.