Por Dr. Nicolás Gissi B.
Departamento de Antropología. Universidad de Chile
El contacto cultural entre distintos pueblos ha sido uno de los grandes temas de investigación en las ciencias antropológicas, sin embargo, no ha estado exento de discusiones y confusiones conceptuales. En la primera mitad del siglo XX, en el contexto del desarrollo de la nación estadounidense y con un marco conceptual guiado por el Particularismo Histórico (pocos años después del etnocéntrico evolucionismo cultural del S. XIX), se creó el concepto de acculturation para estudiar las interacciones entre nacionales e indígenas. La “aculturación”, en su traducción al español, se ha concebido como el proceso en que dos grupos culturales o pueblos entran en contacto directo generándose cambios en uno o ambos colectivos, y mayoritariamente en el pueblo no dominante, “aculturándose” e integrándose a la sociedad mayoritaria. Etimológicamente, es claro que en español resulta un concepto confuso: viene de la preposición latina ad (unión) y la palabra cultura (de cultivo) o, peor, de a (sin) culturación, esto es, proceso sin cultura, lo que no tendría sentido. Como ejemplo de estos embrollos conceptuales, escribieron Hunter y Whiten (1981, 6): “Antropólogos y sociólogos han confundido a menudo aculturación con asimilación o han supuesto que ésta es la única consecuencia del contacto cultural. Hoy día se reconoce que ambos son procesos bastante diferentes y que, frecuentemente, de la aculturación derivan otras consecuencias como el pluralismo y la fusión”.
Es por esto que con el paso de los años se creó el concepto de “deculturación”, el que implica específicamente que uno de los grupos pierde parcialmente su identidad cultural originaria, adquiriendo paulatinamente la cultura del otro pueblo, el dominante, así como el concepto de transculturación, destacando la existencia de un proceso recíproco, de comunicación intercultural, con el que Fernando Ortiz, desde la realidad cubana, explicara la mezcla cultural (entre lo indígena, lo español y lo afro), concepto que se puede usar en otras regiones de América Latina y el Caribe.
Contacto cultural y Educación
Pese a estos avances conceptuales, en el ámbito académico actual se suele denominar al contacto cultural como aculturación, especialmente en el cruce entre contacto cultural y educación, como señalan Berry et al. (2006): El fenómeno psicológico primordial que tiene que enfrentar un estudiante extranjero se denomina aculturación y es el proceso de cambio psicológico y cultural resultado del contacto intercultural. La adaptación psicológica se refiere al bienestar sentido como resultado de la migración y el contacto cultural. Por su parte, Castro y Lupano (2018: 98) afirman: “Los predictores de la adaptación psicológica son el apoyo social percibido, las variables de la personalidad y los eventos vitales. Los migrantes pueden experimentar las características del estrés aculturativo si la adaptación no se alcanza. Esto ocurre cuando las personas atraviesan reacciones físicas y emocionales adversas…resultado del ajuste y tensión al residir en una sociedad poco familiar”.
El Modelo de aculturación de J. W. Berry et al. (2006) propone dos dimensiones: 1) Los migrantes consideran su identidad cultural lo suficientemente valiosa como para mantenerla en la sociedad de destino (mantenimiento); 2) Las relaciones con otras personas o grupos son realmente valiosas como para buscarlas y fomentarlas (participación). Estas dimensiones dan lugar a cuatro estrategias según cómo se enfrente este proceso:
- Integración: El migrante intenta mantener su herencia cultural y también se contacta con el grupo cultural dominante; 2. Asimilación: El individuo no conserva su cultura de origen e intenta mantener contacto sólo con miembros del grupo dominante; 3. Separación: el migrante mantiene su cultura original, pero evita o no puede interactuar con el grupo dominante o con otros colectivos; y 4. Marginación: El migrante no tiene interés o posibilidades de mantener su cultura materna y se le dificulta interactuar con personas del grupo receptor.
La estrategia de integración se asocia a una mejor adaptación, sociocultural y psicológica, mientras que la separación predice un peor ajuste. Los factores que explican la adaptación sociocultural del estudiante, solucionando los problemas prácticos en la sociedad de destino, son la distancia cultural, el conocimiento cultural, el grado de contacto con la cultura receptora, la discriminación percibida, el nivel educativo del migrante, el tiempo de estancia, la edad y el género (Zlobina et al., 2008).
Desde los estudios migratorios de hoy día, se requiere hacer algunas observaciones al modelo de aculturación de J. W. Berry et al. (2006):
- La “aculturación” tiende a confundirse con la “deculturación”, que implica que uno de los grupos pierde parcialmente su cultura originaria, adquiriendo la cultura de la sociedad dominante. Se trastoca, así, con asimilación.
- En las diásporas, las identidades se tornan múltiples (Hall, 2003). Prevalece un enfoque Estado-céntrico y de la identidad nacional versus otras dimensiones de la identidad personal.
- Los migrantes forzados vivieron condiciones expulsoras en sus países de origen (Sassen, 2015), por lo que suelen sentir ambivalencia ante su sociedad y cultura materna.
- El migrante vive una trayectoria entre, al menos, dos países, el de origen y el de destino (Sayad, 2010). Se tiende a privilegiar el segundo, la inmigración, olvidando los vínculos y redes transnacionales.
- La migración implica dimensiones económicas, políticas y culturales. Ante las barreras que suelen enfrentar los migrantes en la sociedad receptora, tienden a crear organizaciones, generando alianzas y negociaciones.
Educación, incorporación social y convivencia migrantes-nacionales en Chile
En los estudios migratorios, el ámbito educacional resulta prioritario en la incorporación social de niños/as y adolescentes inmigrantes, así como de sus familias, siendo relevante su mayor o menor concentración espacial en las comunas y escuelas. Como sostienen Eyzaguirre, Aguirre y Blanco (2019, 150): “En educación escolar existe el prejuicio de que los niños y jóvenes migrantes pueden perjudicar el proceso de aprendizaje de los estudiantes locales, ya sea porque la diversidad cultural afecta negativamente el clima de convivencia escolar o porque el retraso escolar con que llegarían los niños migrantes obligaría a los docentes a bajar el ritmo de las clases y desatender a los estudiantes locales”.
Los migrantes externos se han sumado en la ciudad de Santiago, Antofagasta y otras, a la histórica migración interna, en particular de los denominados indígenas urbanos, producto de las respectivas diásporas de los pueblos originarios, mayoritariamente mapuche, aymara y rapa nui, siendo prioritario diseñar estudios interdisciplinarios y hacer propuestas de educación intercultural. Al respecto, Eyzaguirre, Aguirre y Blanco (2019, 149) sostienen que los migrantes internacionales tienden a concentrarse en pocos establecimientos escolares. La mayoría son municipales, gratuitos, tienen un alto índice de vulnerabilidad y un promedio SIMCE por debajo del nacional. La mayor concentración de migrantes no ha perjudicado ni la convivencia al interior de los colegios ni el rendimiento académico de los estudiantes.
Como vemos, las escuelas son lugares estratégicos donde observar las tensiones entre las estructuras y la agencia de los sujetos, en que ocurren cotidianamente las relaciones interculturales entre personas de diferentes orígenes nacionales y regionales, así como para comprender la adaptación y rendimiento académico de los estudiantes, pues el grado de incorporación (económica, política, cultural y espacial) de los padres/madres y el barrio en que residen, son dos factores fundamentales. Esto es, la falta de servicios y oportunidades sociales que viven las familias, así como el nivel educativo y ocupación de los padres (capitales cultural, social y humano), pueden jugar en contra del rendimiento de sus hijos/as.
Al respecto, es bueno tener presente que en Chile habitan 1.736.691 personas migrantes, correspondiendo a un 8.8% de la población total, y que la Región Metropolitana concentra el 65,1% de migrantes en el país (SERMIG, 2024). Esta nueva realidad demográfica implica la construcción cotidiana de nuevos espacios de interacción y sociabilidades, recorridos individuales y colectivos de migrantes latinoamericanos y del Caribe, especialmente venezolanos, peruanos, colombianos, haitianos y bolivianos, así como de otros países del mundo. El desafío, para unos y otros, es ir superando la xenofobia y mixofobia a partir del diálogo intercultural, requiriéndose marcos conceptuales que no produzcan confusiones. Una particular atención se requiere con los originarios de Haití, pues suelen ser afrodescendientes y no hispanohablantes como lengua nativa, tendiendo a ser discriminados y racializados en Chile.
Referencias:
Berry, J. W. et al. (2006). “Immigrant youth: Acculturation, identity and adaptation”. En https://www.pedocs.de/volltexte/2012/6943/pdf/Berry_Phinney_Sam_Vedder_Immigrant_youth.pdf
Castro, A. y Lupano, M. (2018). “Las competencias culturales y la adaptación psicológica exitosa de estudiantes migrantes en Argentina”. En K. Felitti y A. Rizzotti (editoras). Enseñar y aprender en contextos interculturales. Buenos Aires: Flacso.
Eyzaguirre, S., Aguirre, J. y Blanco, N. (2019). “Dónde estudian, cómo les va y qué impacto tienen los escolares inmigrantes”, en I. Aninat y R. Vergara, Inmigración en Chile. Una mirada multidimensional. Santiago: FCE.
Hall, S. (2003). “Introducción: ¿quién necesita ‘identidad’?”, en S. Hall y P. du Gay (coords.), Cuestiones de identidad cultural. Buenos Aires: Amorrortu.
Hunter, D. y Whitten, P. (1981). Enciclopedia de Antropología. Barcelona: Bellaterra.
Sassen, S. (2015). Expulsiones. Brutalidad y complejidad en la economía global. Buenos Aires: Katz.
Sayad, A. (2010). La doble ausencia: De las ilusiones del emigrado, a los padecimientos del inmigrado. Barcelona: Anthropos.
SERMIG (2024). “Encuesta Casen 2022: 8,8% de la población en Chile es migrante”. https://serviciomigraciones.cl/encuesta-casen-2022-poblacion-migrante-chile/#:~:text=Los%20datos%20revelan%20que%20entre,migrante%20m%C3%A1s%20numeroso%20en%20Chile
Zlobina, A. et al. (2008). “Sociocultural adjustment of immigrants: Universal and group-specific predictors”. International Journal of Intercultural Relations, 30(2), 195-211.