Por Camila Soto Ramírez
Diseñadora industrial, especializada en diseño de procesos, modelos y productos para el parto humanizado. Ex presidenta de RELACAHUPAN Chile. Fundadora de HUM CHILE y miembro de la Coordinadora Nacional por los derechos del Nacimiento.
¿Dónde y en qué contexto has escuchado hablar sobre el parto humanizado o el parto respetado?
Si has escuchado este concepto en la prensa, seguramente recordarás que las comunicaciones, al respecto han sido muy diversas e incluso opuestas. En las últimas décadas, el modelo de parto humanizado ha ganado presencia en el debate público y esto en teoría es altamente positivo, pero no siempre es comunicado de esta manera.
Sólo para recordar el Modelo de Parto Humanizado considera una serie de parámetros y principios que se orientan hacia una atención más respetuosa, centrada en las necesidades físicas, emocionales y culturales de quienes paren y basado en la evidencia científica y los derechos humanos.
Los medios de comunicación juegan un rol clave en la gestión del cambio social: pueden ser aliados en la transformación o bien reforzar estigmas y resistencias. En el contexto chileno, tal como en la mayoría de los países, la forma en que se comunica y comprende el parto humanizado ha sido ambivalente y es por esto por lo que me pareció oportuno analizar algunas narrativas que favorecen o dificultan su interpretación e integración.
Narrativas que dificultan la gestión del cambio:
- El parto humanizado como “privilegio de élite”
En varios medios, se ha presentado el parto humanizado como una prestación exclusiva de clínicas privadas o como un “lujo” accesible solo para ciertos grupos socioeconómicos. Esta narrativa distorsiona el objetivo del modelo y lo presenta como un capricho de clases altas, cuando en realidad se trata de un modelo basado en derechos humanos y evidencia científica que debiera ser accesible para todas las personas gestantes.
Impacto: Esta percepción contribuye a que el parto humanizado no se reconozca como un derecho, lo cual dificulta su incorporación en políticas públicas, reglamentos y protocolos clínicos a nivel nacional.
- El estigma del “parto hippie” o salvaje
Otra narrativa recurrente es la asociación del parto humanizado con una práctica “hippie”, improvisada o informal. Este enfoque caricaturiza el modelo, asociándolo a un estilo de vida alternativo o alejado de lo médico, lo que genera desconfianza en la población general y en parte del personal sanitario.
Impacto: Reproduce prejuicios sobre la seguridad del modelo y reduce su legitimidad frente a modelos biomédicos tradicionales, dificultando su implementación en instituciones de salud.
- Violencia obstétrica: una verdad incómoda
La cobertura centrada en la violencia obstétrica ha sido crucial para visibilizar prácticas nocivas dentro de la atención obstétrica. Sin embargo, cuando esta narrativa se centra solo en la denuncia sin espacio para el diálogo o la propuesta, puede generar resistencia por parte del personal de salud, que se siente atacado o estigmatizado.
Impacto: Aunque necesaria, esta forma de comunicación puede polarizar el debate e impedir que el modelo humanizado sea percibido como una mejora para todo el sistema de salud. Es imprescindible equilibrar y elegir el lugar y la forma en que usamos este concepto para prevenir enfrentamientos sin resultados positivos.
Hacia una comunicación que favorezca el cambio:
Los medios tienen el poder de instalar temas, influir en la opinión pública y sensibilizar. Para que el parto humanizado avance como política pública y práctica habitual, es clave comunicarlo desde ángulos que inviten a la empatía, la evidencia y el beneficio colectivo.
- Historias de experiencia positivas
Compartir testimonios reales de mujeres, familias y equipos de salud que han vivido partos humanizados con buenos resultados físicos y emocionales permite humanizar el modelo y mostrarlo como algo deseable y posible.
Impacto: Fortalece la empatía en su versión favorable, situándonos como posibles sujetos y partidarios de esta experiencia.
- Difusión de evidencia científica
Presentar datos de estudios sobre la reducción de intervenciones innecesarias, mejora en la experiencia del parto y satisfacción de las usuarias es fundamental para legitimar el modelo ante la opinión pública y los equipos profesionales.
Impacto: La evidencia permite estandarizar los criterios para separar las recomendaciones que realmente tienen fundamento de las opiniones y experiencias personales y esto es positivo para el cambio.
- El personal de salud beneficiado por el cambio
Mostrar cómo este modelo también beneficia al personal médico y de Matronería, reduciendo el estrés, mejorando la relación con la paciente y permitiendo ejercer con mayor humanidad.
Impacto: Esta estrategia permite reducir la resistencia de los equipos de salud, ya que sabemos que a los seres humanos nos cuesta cambiar el modo en el que siempre hemos actuado. Al mostrar el impacto positivo podemos desactivar resistencias y construir una visión más colaborativa.
Finalmente, y a nivel de conclusión, es necesario reconocer que el rol de los medios no es neutro: pueden abrir caminos o cerrarlos. En el caso del parto humanizado, comunicar desde el respeto, la evidencia y la experiencia positiva es una forma concreta de favorecer el cambio cultural y sanitario que tantas mujeres y familias necesitan. No obstante, no podemos desconocer la responsabilidad que nos queda a los ciudadanos en informarnos y buscar fuentes confiables que aporten con miradas fundadas y bien intencionadas para fortalecer la comprensión de los procesos fisiológicos, sus necesidades y el impacto de este evento en la vida de cada uno de nosotros y nosotras.
¿Y tú qué opinas? ¿Dónde y cómo te informas para decidir respecto a tu salud?