Por Hedilberto Aguilar de la Cruz
Dr. en Estudios Latinoamericanos (UNAM). Instituto de Estudios Culturales y Territoriales. Universidad Arturo Prat.
La violencia experimentada en la región de Malleco es una constante histórica. Pero ¿La violencia ejercida por quién y contra quién? Se habla de una zona roja. Esta vive militarizada y cuyos estados de excepción son la norma ante el “conflicto mapuche”. La frontera expandida por el Estado chileno en la segunda mitad del siglo XIX, al sur del Bio-Bio, llegó para matar, esclavizar y arrebatar las tierras de los mapuches y entregárselas a los promotores del “desarrollo”, colonos y chilenos.
En el siglo XX, la población mapuche y chilena pobre, en lo que es la Reserva Forestal de Malleco, vivió en un sistema feudal que impedía su bienestar, mientras se transferían los bienes forestales, agrícolas y humanos a los dueños de fundos y estos a los exportadores. La Reforma Agraria iniciada en los años 60, permitió cierto alivio y en el gobierno de Allende, se profundizó la reforma y campesinización de sus habitantes. Sin embargo, el gobierno cívico-militar de 1973, llegó para reestablecer los privilegios de una minoría y dar lecciones atroces con asesinatos colectivos, matanzas, una de las cuales es el Fundo Carmen y Maitenes, declarado como Sitio Histórico Matanza de Mulchén en 2017.
Los restos de los asesinados-desaparecidos, en este lugar, no se han encontrado porque los indicios señalan que algunos fueron enterrados en fosas y después exhumados y trasladados a parajes cambiantes, debido a las condiciones climáticas y geográficas del lugar, mientras que otros fueron llevados al Regimiento de Los Ángeles, sitio en el que desaparecieron a muchos de los torturados y asesinados. En ello, tuvieron un papel determinante, no sólo las fuerzas del Estado, sino también civiles armados que expandieron el capital simbólico, económico e ideológico de los antiguos dueños de fundos y las nuevas empresas extractivas, de capital nacional o extranjero, lo que importa poco porque el capital no tiene nacionalidad. Una vez terminada la dictadura, en la vuelta a la democracia, se han hecho litigios, el Informe Rettig y el establecimiento de Sitios de Memoria. Sin embargo, permanecen los actos de violencia. ¿Violencia de quién?
El proyecto hidroeléctrico Agua Viva, iniciado en 2013, fue detenido por la población local en 2019. Las forestales están muy presentes y varios de los atentados, en Malleco, pueden ser atribuidos a los intentos de adueñarse de una parte de la Reserva, pues cada pino Oregón, plantado a fines de los 60, del siglo pasado, puede costar varios millones. Han quemado casas y documentos históricos en 2022, la violencia no está sólo en el pasado, sino en el presente. Aún no hay resultados de la investigación judicial. Sin embargo, el territorio, invadido hace 150 años continúa estando en disputa. Los pobladores, muchos en situación de precariedad, observan cómo nuevos habitantes se van asentando ante los ojos de las fuerzas del Estado que dejan paso libre a la violencia del despojo. En la región de Malleco es sabido que cada vez que va a terminar un “estado de excepción” hay ataques incendiarios contra las forestales. La coartada es sencilla, casi ingenua, hacer un atentado para provocar otro “estado de excepción”, que criminalice a los movimientos sociales, las potenciales movilizaciones por las reivindicaciones territoriales.
La hebra siempre se corta por lo más débil: homicidios a trabajadores, juicios al que porta el arma, pero los autores intelectuales se pasean, dan entrevistas y recetas de por qué se necesita más “mano dura” contra los pobres que no se callan, no desocupan el territorio, no agachan la cabeza o la agachan y la vuelven a levantar. La vocería política de estos personajes con poder económico y social promueven la lógica del miedo, del terrorismo, de la inseguridad. Estos personajes reivindican la “paz” de la dictadura cívico-militar porque “no pasaban estas cosas, había orden”. El orden propuesto es el de la sospecha contra los despojados y no quienes despojan. La paz que quieren es la del silencio: que no hablen los muertos, ni los vivos, los culpables y los que viven con la culpa de haber colaborado en viles despojos y atrocidades del pasado y el presente. ¿La violencia de quién? La violencia del poder económico-político, que detesta la indignación de la protesta y la alegría en las calles.
¿Y si dejamos de hablar del “conflicto mapuche” o el “problema indígena” y hablamos del “conflicto del despojo”? El despojo de las riquezas que podrían compartirse con la población local, el despojo del territorio a costa de incendios, grupos armados -no sólo mapuches, sino aquellos ligados a las forestales, los paramilitares como el comando Hernán Trizano-, proyectos extractivos, políticos que quieren más mano dura contra los pobres, pero no quieren tocar los privilegios de los grupos de poder a quienes defienden. Los espectros de los homicidios que acompañan al despojo hace 150 años o hace 5 días, están vivos, el miedo es el reino de la injusticia y de la sospecha: el estado de excepción no puede ser permanente.
Nuestra apuesta en el Doctorado de Estudios Culturales es a investigar las formas en cómo la cultura es un espacio de disputa por la memoria, las narrativas, las creencias y las prácticas sociales cotidianas. Es necesario darle vuelta a la narrativa dominante del “conflicto mapuche”, también superar dicotomías Estado-mapuches como entidades sólo de confrontación, ya que hay muy distintas posturas al respecto, abrir espacios de diálogo en Malleco, no reproducir el estado de excepción-permanente. Que en el encuentro se presenten propuestas creativas de convivencia y formas de bienestar que si bien, nos ponen en tensión, hay que nombrarlas y de a poco, dar más espacio a la vida del territorio, de todos los habitantes, las culturas, las lenguas y las creencias que reproducen la vida.
Referencias:
Bengoa, José (1996). Historia del pueblo mapuche, siglo XIX y XX. Santiago, Ediciones Sur.
Mariman, Pablo (2017). El pueblo mapuche y la reforma agraria: una reforma entre cuatro contrarreformas. Revista Anales, 12:257-275.
Rojas, Alexis (2015). La historia local de los colonos de la Reserva Nacional de Malleco: una vida de trabajo. Disponible en: https://sitiomemoriamulchen.cl/archivo/
Agradezco a la Agrupación de Familiares Detenidos Desaparecidos Mulchén (AFDDM), responsables del resguardo del Fundo Carmen y Maitenes declarado como Sitio Histórico Matanza de Mulchén en 2017 -, quienes nos enriquecieron con su conocimiento y experiencias a estudiantes y profesores del Doctorado en Estudios Culturales de la Universidad Arturo Prat, sede Victoria.