Por Gabriela Cortés Villarroel
Periodista de Ciencia y Medio Ambiente
El impacto de los medios de comunicación en la construcción de las realidades que confluyen en un solo país es de gran importancia para avanzar desde diversas trincheras. Y cuando hablo de avanzar, me refiero a mejorar la calidad de vida de cada una de las personas de Chile, eso incluye el acceso a información fidedigna.
Y me detengo a problematizar la falta de conocimiento científico en los reportes de colegas que trabajan en los medios, cuando vivimos desastres como incendios en la Interfaz Urbano-Rural, inundaciones, aluviones, terremotos y tsunamis; entre otros. La falta de tacto en el abordaje de la emergencia visibiliza la falta de educación y conocimientos que se imparten en las casas de estudios sobre temáticas ambientales.
Por ejemplo, cómo olvidar a la presentadora de televisión Mónica Pérez cuando en plenos incendios de diciembre de 2022 en la Región de Valparaíso abordó a una persona de la tercera edad para preguntarle, cómo lo haría para Navidad. Terminó en llanto y con un ciudadano expuesto. Esa escena nunca se me borró de la cabeza.
De hecho, está demostrado que a los medios de comunicación les hace falta el conocimiento científico en el momento de abordar y transmitir los desastres socio naturales. La investigadora del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) y académica de la Facultad de Imagen y Comunicación de la Universidad de Chile, Karla Palma, junto al académico del mismo centro de estudios, Claudio Salinas, dieron cuenta en la investigación “Rutinas periodísticas y ciclo de los desastres. Hacia una comunicación para la reducción del riesgo” que los medios no acuden a las voces de fuentes expertas, ni de las comunidades locales. Y dan más pantalla/páginas a las autoridades y privados.
Para el Día del Periodista, en mi trabajo, tomamos este artículo para divulgación y lo que más llamó mi atención, a medida que avanzaba la lectura, era que realmente aún las líneas editoriales no se dan cuenta que vivimos un contexto climático crítico. Hace tiempo que las y los científicos nos alertan de la intensidad y repitencia de algunos eventos disruptivos generados por la Naturaleza. Pero ella no es la culpable.
Nunca voy a olvidar aquellos días en los que acompañé a un grupo de científicas y científicos de CIGIDEN a levantar información post-desastre en Licantén, la zona más afectada por las inundaciones del 2023. A medida que realizaban entrevistas a algunos afectados del lugar, se dieron cuenta que los saberes acumulados, otras veces, les había salvado de otras inundaciones. No era nuevo que el río Mataquito usara todo el espacio que le corresponde para avanzar desde la cordillera hasta el mar.
Con esta reflexión invito a pensar en la necesidad que tenemos en el país del cómo abordar comunicacionalmente a la Naturaleza, entendiendo que ella no es el problema central de nuestras calamidades como seres humanos, y que si tenemos más conocimientos de cómo convivir con ella -tan cambiante y sorprendente- podremos vivir de manera más tranquila ante las adversidades.