Por Catalina Huerta
Movimiento por la Defensa del Agua, el acceso a la Tierra y la protección del Medioambiente, MODATIMA.
En principio esta columna tenía la intención de profundizar en la aprobación del Proyecto minero Los Bronces Integrado y la presentación de la Estrategia Nacional del Litio por parte del gobierno, ambos proyectos con un impacto considerable para la sostenibilidad de los territorios y sus ecosistemas.
Sin embargo, la contingencia nos obliga a redirigir nuestros esfuerzos y reflexiones hacia los resultados electorales del domingo 7 de mayo. Y es que, si los proyectos antes mencionados ponen en riesgo la sostenibilidad ambiental de los territorios y sus comunidades, el proyecto de la extrema derecha materializado en la amplia elección de 22 consejeros/as constitucionales, nos alerta sobre una avanzada ultra conservadora, donde se avizora una pérdida de los avances en materia de derechos humanos y ambientales.
Para los movimientos sociales, y para quienes estuvimos directamente involucradas en el proceso constituyente anterior, la consolidación del bloque de extrema derecha cae cual balde de agua fría. El proyecto de Nueva Constitución anterior suponía un avance en materias indispensables para el Chile del futuro: protección del Medio Ambiente en un contexto de aguda crisis climática, la consagración de derechos para las mujeres, políticas sustantivas en materia de reducción de la desigualdad, y, por cierto, el tan necesario estatuto de las aguas. Lamentablemente nada de ello podrá ser posible en el actual escenario.
Y esto hay que tenerlo muy claro. Si ya impugnábamos el proceso constitucional por los bordes que establecía al debate plenamente democrático, con la designación del comité de expertos, el comité de admisibilidad y los 12 puntos en acuerdo prestablecido por los partidos políticos; los resultados del 7 de mayo echan por tierra cualquier asomo de esperanza por generar condiciones habilitantes para empujar las tan anheladas transformaciones para nuestro pueblo.
Estos resultados no sólo preocupan en términos de la configuración del órgano constitucional, dado que la izquierda no logra una proporción para ejercer el veto en el debate de las ideas para la elaboración de una nueva constitución, sino que, además, la extrema derecha toma estos resultados para permear el diálogo político por fuera del consejo constitucional, ejerciendo mayor control en las instancias de negociación, tanto en los acuerdos parlamentarios como en la agenda pública.
No sería de sorprender que el proyecto de Nueva Constitución que emane del actual proceso resulte ser un entramado de normas mucho más conservadoras de lo que ya existe, pero ahora con el salvataje de que fue elaborada en democracia. Y esto sí que es una amenaza profunda para el futuro de nuestro país. Peor aún, si en las elecciones que siguen, donde realmente se redistribuye poder (elecciones de gobiernos regionales y locales) se mantiene esta tendencia, la agenda privatizadora y ultra conservadora podría calar en los territorios de forma grosera.
El proyecto de extrema derecha, con Kast a la cabeza en Chile, con Bolsonaro en Brasil y con Trump en Estados Unidos, representa una amenaza latente para el avance civilizatorio, con argumentos que van desde la negación de la crisis climática, el cuestionamiento a los derechos de las mujeres y diversidades a partir de discursos discriminatorios y racistas, y una agenda que tiene en su centro la apropiación de los bienes naturales comunes, bases de la desigualdad estructural.
El escenario global al que nos vemos enfrentados sugiere tomar con responsabilidad y urgencia la protección del Medio Ambiente y los territorios, más aún en la posición estratégica que tenemos como país y como región, donde el sur global provee de materias primas a los países del primer mundo para que estos mantengan sus condiciones de vida privilegiada, mientras acá los niños y niñas de Quintero y Puchuncaví siguen con cuadros de contaminación severos, impedidos de asistir a la escuela.
Nuestros esfuerzos deben ser capaces de develar el proyecto de extrema derecha, así como construir una alternativa de desarrollo que no descanse en los patrones añejos de acumulación por desposesión, aquellos que ceden permanentemente concesiones a intereses trasnacionales a costa del sacrificio de nuestros territorios y comunidades.
Nos encontramos en un momento de inflexión tal, que, para frenar el avance de los grupos de derecha extrema, debemos asumir con compromiso y valentía la ardua tarea de la organización popular y la disputa de las ideas. Debemos ser capaces de traducir el riesgo que representa la ultraderecha para la consagración de una vida digna, y asumir la lucha ambiental como una lucha eminentemente política.
1 https://www.gutierrez-rubi.es/2022/12/05/la-reinvencion-de-la-extrema-derecha-en-america-latina/