Descentrados Chile

Somos la Naturaleza defendiéndose a sí misma

Fotografía: Gabriela Cortés.

Por Gabriela Cortés
Cofundadora Revista Pasto Seco y periodista de CIGIDEN.

 En los lugares más recónditos de Chile, podemos encontrar impactos ambientales latentes, productos del modelo económico extractivista implantado en el país. En esas pequeñas localidades viven mujeres que dejan todo por defender a su comunidad y al territorio que habitan. Se sientan a la mesa con las empresas a negociar, con el conocimiento adquirido con el tiempo: la evidente contaminación y alteración del medio ambiente.

El conocimiento científico y el tradicional se toman de la mano, cómo aliados, para poder hacer frente a forestales, mineras, agroindustria y agropecuarias. La tecnología hoy nos permite indagar en más información: papers académicos, estudios, investigaciones y más. “El conocimiento es poder”, dice el cliché… pero cierto.

Y conocemos muy bien a lo qué están expuestas las comunidades. No podemos hacer como si fuésemos personas que no vemos ni empatizamos con las Zonas de Sacrificio, por ejemplo. Existen riesgos a los que las comunidades están expuestas, por consecuencias antrópicas.

Desde CIGIDEN (Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres) han compartido con las y los tomadores de decisiones, el policy paper “Gestión del Riesgo de Desastres desde una perspectiva de género interseccional”. Este documento evidencia que las mujeres son el grupo más vulnerable ante desastres, ya que hay factores múltiples que deben ser tomados en cuenta cómo un conjunto y no cada uno por separado, tales como: etnia, edad, clase socioeconómica y orientación sexual.

La introducción de este documento recalca lo siguiente: “El cambio climático ha traído consigo un sostenido aumento en la ocurrencia de desastres. Sequías, inundaciones e incendios forestales se suman a terremotos y tsunamis”. Las mujeres son las más propensas a morir durante desastres y son víctimas de violencia de género, y “aumenta de forma exponencial durante y después de los desastres”.

Todo esto nos invita a reflexionar respecto al rol de la mujer en zonas de alto riesgo. Desde mi experiencia como periodista de la Provincia de Choapa, he podido evidenciar que las mujeres son quienes más carga tienen sobre sus hombros. No solo se hacen cargo de la familia y los quehaceres del hogar, sino que también deciden tomar el rol protector de su comunidad a pesar de tener todo en contra.

A lo largo del territorio podemos encontrarnos con protectoras ambientales que se han nutrido con información científica. También son apoyadas por agrupaciones u organizaciones no gubernamentales que les facilitan la información con la cual se enfrentan a estos gigantes depredadores. Hace mucho tiempo que la comunidad científica nos viene advirtiendo de la crisis climática. La destrucción del ecosistema es cosa del ser humano y nosotras somos la Naturaleza defendiéndose a sí misma.