Por Felipe Cuevas
La tecnología moldea las relaciones sociales y estas determinan la conciencia
El capitalismo tardío, teorizado por marxistas como Ernest Mandel, representa una fase de crisis estructural del capitalismo, marcada por la financiarización, la globalización corporativa, la automatización, la cultura de masas y la desigualdad extrema. Ejemplos cotidianos de esta lógica abundan: la explotación laboral en plataformas como Uber, la especulación con criptomonedas o la obsolescencia programada de los dispositivos tecnológicos.
Tecnología: herramienta de acumulación y control
En el capitalismo tardío, la tecnología opera como un mecanismo de disciplinamiento social y extracción de valor:
-Economía de la atención: Redes sociales (TikTok, Meta) y servicios digitales (YouTube) diseñan algoritmos adictivos para monetizar el tiempo de los usuarios. Como dice el axioma digital: “Si no pagas por el producto, tú eres el producto”.
-Precarización laboral: La IA (ChatGPT) y las apps de trabajo gig (Rappi) reemplazan empleos estables con labores informales. Amazon, por ejemplo, combina robots en almacenes con repartidores sometidos a ritmos inhumanos.
-Mercantilización de la vida íntima: Wearables y smartphones convierten emociones, sueños y salud en datos vendibles. Las apps de fitness, por caso, comercializan información con aseguradoras.
Consumismo: el motor del crecimiento infinito
El sistema depende de un consumo compulsivo, sostenido por estrategias como:
-Obsolescencia programada y percibida: Celulares con baterías irremplazables o la presión por comprar el último iPhone.
-Endeudamiento masivo: Tarjetas de crédito y sistemas “buy now, pay later” (Klarna) normalizan el sobreendeudamiento. En EE. UU., el 40% de la población no puede cubrir una emergencia de $400 sin pedir préstamos.
-Cultura desechable: Marcas como Shein producen ropa barata y contaminante, usada pocas veces antes de ser descartada.
Cultura de masas: la fabricación del consentimiento
El entretenimiento ya no solo distrae; naturaliza el estatus quo:
-Distracción masiva: Netflix y los videojuegos con microtransacciones entretienen mientras se agudizan crisis como el calentamiento global. Marvel, por ejemplo, estrena cinco películas anuales de superhéroes en un planeta en colapso.
-Influencers y mercantilización de la identidad: YouTubers convierten su vida privada en contenido monetizable (divorcios, hauls de compras), vinculando autoestima al consumo.
-Fetichismo de marca: Apple o Nike venden identidad, no productos. Zapatillas colaborativas como las Nike x Travis Scott alcanzan precios absurdos ($1,000) por puro hype.
El sistema educativo bajo la lógica del capitalismo tardío
La educación no escapa a esta dinámica. Se transforma en un espacio que reproduce desigualdades y forma sujetos adaptados al mercado:
- Tecnología y deshumanización
-Plataformas privatizadas: Google Classroom y Coursera extraen datos mientras escuelas públicas dependen de sus servicios.
-Aprendizaje algorítmico: Khan Academy y ChatGPT estandarizan el conocimiento, privilegiando respuestas rápidas sobre pensamiento crítico.
-Precarización docente: Profesores se convierten en freelancers compitiendo por likes en MasterClass o TikTok.
- Educación como mercancía
-Universidades corporativas: Matrículas elevadas y deuda estudiantil (en EE. UU. supera $1.7 trillones) convierten el saber en privilegio.
-Cursos “mágicos”: Ofertas como “Aprende Python en 3 semanas” prometen éxito rápido, sin bases pedagógicas sólidas.
-Obsolescencia programada en materiales: Editoriales como Pearson obligan a actualizar libros de texto innecesariamente.
- Adoctrinamiento ideológico
-Escuelas como fábricas de empleados: Se priorizan habilidades técnicas (STEM) sobre filosofía o historia.
-Mito del emprendedor: Influencers glorifican a figuras como Elon Musk, promoviendo una meritocracia falsa.
-Conocimiento en píldoras: TikTok reduce la Revolución Francesa a videos de 60 segundos; el meme “el comunismo es cuando no hay iPhone” banaliza debates complejos.
Conclusión: un sistema que prioriza el mercado sobre la libertad
La tríada tecnología-consumismo-cultura de masas crea un círculo vicioso:
- La tecnología facilita el consumo instantáneo (Amazon) y difunde cultura superficial (TikTok).
- El consumismo depende de algoritmos de publicidad y se celebra en unboxings virales.
- La cultura de masas oculta las crisis del sistema (películas que romantizan millonarios).
El resultado es una sociedad adicta al consumo, ecológicamente insostenible y educada para ser dócil. Urge cuestionar: ¿es posible un sistema educativo que forme ciudadanos críticos y no meros consumidores-empleados?