Descentrados Chile

Educación deliberativa: hacia una experiencia escolar de aprendizajes individuales y colectivos

Fotografía: Impact Photography

Por Antonia Larraín Sutil
Académica. Universidad Alberto Hurtado.

Chile ha vivido momentos históricos desde octubre del 2019, momento en el que los acuerdos políticos que sostuvieron al país desde la vuelta a la democracia se terminaron por quebrar. Sorpresa, esperanza, miedo y perplejidad emergieron como respuestas emocionales de una sociedad que tuvo que abordar la experiencia radical de la extrañeza y el desconocimiento recíproco, sin dejar de sostener la aspiración de ser parte de un colectivo. No solo se hizo evidente que el sistema político no era capaz de tramitar nuestros conflictos, sino también se evidenció que los modos de prepararnos para la vida en común no nos aseguraban la representación y tramitación de nuestras diferencias preservando y profundizando la democracia. El acuerdo por una nueva constitución, a partir del cual no sólo se escogió democráticamente un cuerpo paritario y diverso que escribiría una nueva carta fundamental, también puso a prueba la capacidad de reconocer la legitimidad mutua de sostener intereses profundamente diferentes.

¿Qué podemos hacer distinto a partir de hoy para cultivar bienes colectivos que permitan encontrarnos a tramitar nuestros conflictos y diferencias? Sostengo y defiendo la idea de que la educación deliberativa, entendida como la experiencia de argumentar deliberativamente en torno a conflictos y controversias que estructuran la vida educacional, entre quienes se reconocen para ciertos fines como pares, debiera ser el eje central de la visión colectiva de una educación para un país que se desarrolla política, económica, social y ambientalmente de manera sustentable (ver Larrain et al., 2021).

Esta visión no es nueva. John Dewey a comienzos del SXX argumentaba por el ejercicio de la deliberación y pensamiento científico como eje estructurante de la educación para la democracia. Se trata de una visión que equivocadamente se ha identificado con ideologías de izquierda lo que justamente ha provocado su represión en la historia educacional del país (por ejemplo, en la reforma de 1928). Y digo equivocada porque si la democracia es lo que le da sustentabilidad política a nuestra vida en común; si estamos de acuerdo que es el mejor sistema político que hemos inventado hasta la fecha, pues permite el desarrollo económico y social, entonces debiera ser una visión adherida con fuerza por todo quien se interesa por mantener la democracia como procedimiento para convivir, independiente de su posicionamiento político.

El rechazo de la educación deliberativa como meta educacional basad en su identificación con tendencias política de la izquierda, es justamente un error que nos pudo costar muy caro en octubre de 2019, y nadie puede asegurar que no nos pueda costar caro en el futuro. En el momento en que las élites necesitaron marcos de razonabilidad común para dar cuenta de las estructuras construidas, estas se dieron cuenta que esos marcos no existían; que la educación no los había forjado por miedo a revoluciones y revueltas; y que justamente esa omisión haría que las revoluciones y revueltas fueran inevitables.

Lo cierto es que la educación deliberativa ha mostrado involucrar prácticas pedagógicas que están entre las más efectivas de las que se tenga registro para promover diversos beneficios, muchos del mayor interés para quienes adscriben a tendencias políticas de derecha. Por una parte, existe evidencia contundente que muestra que la argumentación deliberativa de contenidos curriculares promueve comprensión conceptual en aspectos tan importantes para el desarrollo económico como lo son la ciencia (Asterhan & Schwarz, 2007), las matemáticas (Schwarz & Linchevski, 2007) e incluso, la programación (Voon et al., 2022). Por otra parte, el ejercicio de la argumentación deliberativa en aula promueve habilidades de comprensión lectora (reznitskaya et al., 2009) y habilidades de argumentación (Kuhn & Crowell, 2011), claves para el despliegue de alfabetizaciones de alto nivel en ciencia, matemática y lenguaje (por ejemplo, PISA). Como si fuera poco, la argumentación deliberativa entre pares promovería competencias políticas que incluyen interés en participación política y conocimiento cívico (Andersson, 2015). Por último, el ejercicio de la deliberación y discusión se ha identificado como una experiencia subjetivante que vincula a jóvenes con sus pares promoviendo mayor enganche y adhesión educacional (Sun et al., 2022).

La deliberación como modelo educacional es parte implícita de los Estándares disponibles para sostenedores y directivos y para Docentes en ejercicio. Sin embargo, sostenedores, directivos y docentes se enfrentan a la contradicción de no contar con las condiciones para su implementación, tanto a nivel de escuela como de aula. De esta manera, se hace urgente visibilizar los beneficios de la educación deliberativa y discutir ampliamente los riesgos de seguir postergándola, de manera de construir un acuerdo amplio respecto a la visión educacional que permitirá el desarrollo y estabilidad del país en el futuro.

Referencias

Andersson, K. (2015). Deliberative teaching: Effects on students’ democratic virtues. Scandinavian Journal of Educational Research59(5), 604-622.

Kuhn, D., & Crowell, A. (2011). Dialogic argumentation as a vehicle for developing young adolescents’ thinking. Psychological science22(4), 545-552.

Larrain, A., Fortes, G., & Rojas, M. T. (2021). Deliberative Teaching as an Emergent Field: The Challenge of Articulating Diverse Research Agendas to Promote Educational Experiences for Citizenship. Frontiers in Psychology12, 2254.

Reznitskaya, A., Kuo, L. J., Clark, A. M., Miller, B., Jadallah, M., Anderson, R. C., & Nguyen‐Jahiel, K. (2009). Collaborative reasoning: A dialogic approach to group discussions. Cambridge journal of education39(1), 29-48.

Schwarz, B. B., & Linchevski, L. (2007). The role of task design and argumentation in cognitive development during peer interaction: The case of proportional reasoning. Learning and Instruction17(5), 510-531.

Sun, J., Anderson, R. C., Lin, T. J., Morris, J. A., Miller, B. W., Ma, S., … & Scott, T. (2022). Children’s engagement during collaborative learning and direct instruction through the lens of participant structure. Contemporary Educational Psychology69, 102061.

Voon, X. P., Wong, S. L., Wong, L. H., Khambari, M. N. M., & Abdullah, S. I. S. S. (2022). Developing Computational Thinking Competencies through Constructivist Argumentation Learning: A Problem-Solving Perspective. International Journal of Information and Education Technology12(6).