Por Cecilia Aravena Zúñiga 1
En el Chile de hoy, marcado por un clima convulso donde las desigualdades se profundizan y los retrocesos democráticos se hacen cada vez más palpables, resuenan aún con fuerza las heridas no cerradas del golpe cívico-militar de 1973. A medio siglo de aquel quiebre brutal, la promesa de una democracia plena sigue sin cumplirse. Los pactos de silencio, las omisiones de justicia y las memorias fragmentadas conviven con un presente en el que la exclusión y la deshumanización han echado raíces profundas.
Las calles de nuestras ciudades, otrora espacios de encuentro y de vida comunitaria, hoy son testimonio del abandono. Centros urbanos entregados al arbitrio del mercado, donde el lucro dicta los ritmos y los rostros que caben en la ciudad. El espacio público, colonizado por intereses privados, deja fuera a quienes no consumen, no producen, no encajan. Las personas mayores, muchas veces condenadas al aislamiento, a la pobreza y al olvido, encarnan con crudeza esa exclusión. Vidas enteras dedicadas al trabajo y al cuidado, relegadas ahora a la invisibilidad.
Las brechas no solo se miden en ingresos o acceso a derechos básicos: se manifiestan en la forma en que nos vemos —o dejamos de vernos— como parte de una misma sociedad. En los discursos que desprecian la diferencia, en las políticas que profundizan la segregación, en la violencia cotidiana que se naturaliza. En una cultura que normaliza el descarte, que trata a los cuerpos como mercancía y a la vida como saldo contable.
Hoy, cuando las tensiones sociales siguen siendo parte estructural del paisaje, cuando la esperanza de un nuevo pacto social parece constantemente postergada, urge volver a poner en el centro lo humano. Hay que reconocer que no se trata solo de redistribuir bienes materiales, sino de reconstruir vínculos, revalorizar la dignidad y rehumanizar nuestras formas de habitar y convivir. Porque sin memoria, sin justicia, sin comunidad, el país sigue siendo un territorio fracturado donde el porvenir se construye sobre ruinas no asumidas.
- Cecilia Aravena Zúñiga: Asistente Social, Máster en Ciencias Sociales, casada, dos hijos y dos nietas. Trabajó en la Vicaría de la Solidaridad hasta 1990, luego fue docente en la Universidad Católica de Curicó, Instituto del Valle Central y en la Universidad Autónoma del Sur y desde 1993 trabajó en el Ministerio de Desarrollo Social y Familia. Miembro del Taller de Poli Délano desde el año 2007, y miembro de la corporación Letras de Chile desde el 2014. Ha publicado los libros: “Fragmentos de Chile” (2018, cuentos), “La verdad secuestrada” (2019, novela), en coautoría con Eduardo Contreras Villablanca, “Estación Yungay” (2020, novela) y el libro de cuentos de ciencia ficción “Investigando humanos y otros cuentos para el fin del mundo” (2020), ambos también en coautoría con Eduardo Contreras Villablanca. Su última novela publicada es “Proyecto D and D” (2022, Espora). Tiene más de diez cuentos y poemas publicados en antologías como: Entrepuentes; (2007, de Mago editores), “El taller de Poli Délano” (2017, Espora), “¿Están escribiendo?” (2019, Espora); Antología de poesía chilena reciente” (2020, libro digital de Letras de Chile), Antología del cuento chileno reciente” (2022, libro digital de Letras de Chile). Algunos de sus cuentos han recibido premios en concursos. Ha sido jurado de concursos literarios (entre ellos el de la Municipalidad de Santiago), y ha escrito reseñas y críticas de obras, en medios tales como El Mostrador. Contacto: cecilaraven@gmail.com. ↩︎