Descentrados Chile

La economía chilena post estallido social

Fotografía: cl.boell.org

Por Gustavo Vergara
Ingeniero Comercial. Universidad de Chile.

En estos últimos días han aparecido todo tipo de análisis sobre la actualidad social y económica de país a 5 años del estallido social, uno de estos fue el del ex ministro de economía Felipe Larraín quien publicó una nota en El Mercurio presentando su reporte “El estallido envejece mal” bajo el alero del Centro Latinoamericano de Políticas Económicas Sociales, Clapes UC.

En el reporte el ex ministro de economía de los dos gobiernos de Piñera concluye que la situación social en Chile está peor que en el 2019, considerando que el PIB del año 2019 creció 0,7% mientras que el 2023 solo creció 0,2%, que la productividad va en descenso, al igual que el empleo con un aumento en los trabajos informales o creados por el Estado, además del surgimiento de nuevas preocupaciones como la seguridad, que desplazaron las demandas sociales.

El problema es que, al leer todo el informe, vemos que se intenta explicar la condición actual de Chile a partir del evento puntual de las manifestaciones del estallido social, como si fuera lo único que paso en estos últimos 5 años, restándole importancia a una Pandemia en la que durante casi dos años la economía mundial se paralizó, principalmente porque China dejó de producir, frenando en seco el transporte marítimo de productos a prácticamente todo el mundo. El informe plantea teorías sobre las consecuencias en el mercado laboral, las inversiones, y la productividad, entre otros, a partir de escoger datos puntuales fuera de contexto, y omitiendo la tendencia y realidad de la economía chilena previa al estallido social, minimizando los efectos de la Pandemia y las desastrosas decisiones que tomó el gobierno de Piñera al enfrentarla.

Por ejemplo, el análisis no considera el hecho de que el PIB ya venía decreciendo desde el primer gobierno de Piñera, en que pasamos de un 6% a un 2% de crecimiento del PIB, el que siguió bajando durante el segundo gobierno de Bachelet hasta un 1,5%, para luego desplomarse nuevamente durante el segundo gobierno de Piñera llegando a un -6,1% el 2020, durante el primer año de pandemia.

Además, omite la gran responsabilidad del gobierno de Piñera en el mal manejo económico durante la Pandemia. Recordemos que el primer análisis del gobierno fue que las cuarentenas solo durarían entre 2 y 4 meses, antes de que el virus se vuelva “buena persona”, y que por lo tanto se podía implementar la suspensión unilateral de los contratos de trabajo por parte del empleador, para que los trabajadores vivieran de su seguro de cesantía. Esto terminó con una gran cantidad de trabajadores que a la vuelta de unos meses fueron definitivamente desvinculados y que ya no contaban con fondos en su seguro para enfrentar la cesantía, lo que terminó disparando la cifra de desempleo y forzó a muchos a buscar trabajos informales ante el cierre del comercio durante la crisis sanitaria.

Dentro del informe se señala que, a pesar de los malos indicadores, la pobreza ha disminuido con relación a octubre del 2019, pero que esto se debe principalmente al aumento de ayudas y subsidios entregados por el gobierno en la Pandemia, y que este aumento de gastos no es sostenible en el tiempo. Vale la pena recordar que esta situación se originó porque su sector político no dio las ayudas a la ciudadanía en forma y tiempo oportunas, cuando ya se vislumbraba que no saldríamos de la Pandemia en menos de 6 meses como pronosticaron inicialmente.

Basta recordar la gran oposición que mostraron al poder entregar el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), donde incluso la entonces diputada Pepa Hoffman de la UDI votaba en contra de aumentar el monto de $65.000 a las familias, porque “no quería que la gente dependiera del Estado”.  Finalmente, la gente sin poder trabajar durante meses debido a la estrategia de cuarentenas, y con escazas ayudas del Estado para sobrevivir, (recordemos que el primer IFE fue de apenas $65.000 y se entregó por primera vez casi 4 meses después de iniciada la Pandemia), terminó por exigir sus ahorros de pensiones, pues de nada sirve ahorrar para la vejez si en el presente no hay dinero para comer. Esto provocó un desajuste enorme en la economía, pues las AFPs desembolsaron 50.000 millones de dólares, casi el 25% de los fondos totales acumulados hasta junio del 2020, dejando al 34,5% de los afiliados que solicitaron alguno de los 3 retiros de fondos, sin ahorros previsionales. Esta enorme avalancha de dinero circulante que entró a la economía, generó una presión inflacionaria que se vio agravada con la decisión del gobierno de Piñera de entregar un IFE universal de manera tardía durante el segundo año de Pandemia, de entre $180.000 y $900.000 aproximadamente, dependiendo de cuántas personas componían el núcleo familiar, lo que terminó por inundar el mercado de dinero circulante y generó una inflación que comenzó a  escalar a mediados del 2021, dejando al siguiente gobierno la tarea de enfrentar sus consecuencias.

Esta inflación generó una disminución en el consumo de las personas, debido a la caída en su poder adquisitivo, lo que provocó una disminución de la productividad, pues no tiene sentido producir bienes y servicios si nadie los compra, lo que finalmente complicó aún más el poder conseguir empleo formal, pues las empresas que bajan su producción necesitan cada vez menos trabajadores.

Entonces el análisis de si la sociedad chilena está mejor o peor que antes del estallido social es muy poco honesto, pues te fuerza a comparar entre el Chile de hoy versus el Chile antes de los casi 2 años y medio de medidas contra la Pandemia a nivel global, instalando como un hecho el que todos los efectos son atribuibles principalmente al estallido social, cuyas principales manifestaciones duraron 2 meses y medio.

Sería mucho más serio comparar la realidad de Chile hoy contra las cifras económicas del Chile en medio de la Pandemia, para visualizar cómo se ha logrado controlar y encauzar nuevamente la inflación hacia su tendencia natural, o cómo se logró un crecimiento del PIB de 0,2% el 2023 a pesar de que muchos esperaban una recesión debido a la política de altas tasas de interés del Banco Central para controlar una inflación disparada, y el adverso escenario internacional de grandes economías en recesión y conflictos bélicos internacionales. Incluso, recientemente la economía chilena fue reconocida por la agencia internacional clasificadora de riesgo Standar & Poor’s quienes revisaron la calificación de deuda de Chile, pasando de “negativa” a “estable”,  gracias a las políticas monetarias  y fiscales implementadas por este gobierno, que han logrado una consolidación fiscal para reparar el aumento de deuda que dejó el gobierno anterior, además de las perspectivas de crecimiento para este año que, según la agencia internacional, estarán cerca del 2,4%, complementado por el aumento en proyectos de inversión. Esto le ha permitido a Chile nuevamente posicionarse como un país serio y responsable con su estructura fiscal, dejándolo en una mejor posición crediticia que todos los demás países de la región.

 

Referencias:

  1. https://clapesuc.cl/investigacion/informe-el-estallido-envejece-mal
  2. https://www.spensiones.cl/portal/institucional/594/w3-article-15165.html
  3. https://www.df.cl/economia-y-politica/macro/s-p-cambia-perspectiva-para-calificacion-de-chile-de-negativa-a-estable
  4. https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.MKTP.KD.ZG?locations=CL