Por Loreto Pérez Solís
Trabajadora Social. Magister en educación. Doctora © en Educación.
La problemática suicida resulta ser un fenómeno complejo de investigar e intervenir dado el carácter multidimensional que contiene. Por lo que es posible advertir distintos elementos inherentes al mismo. Uno de ellos dice relación, con el componente histórico fuertemente arraigado, puesto que en cada periodo el suicidio ha tenido diversos significados. En este sentido, se trata de un “fenómeno multifactorial, plural, interactivo, dinámico y contextual-existencial lo que se traduce en que, para cada persona, existen diversas configuraciones problemáticas que pueden estar en la base de numerosos problemas o dificultades” (Al-halabí, 2021, p.11).
De esta manera, hay que destacar la existencia de un variopinto de enfoques y disciplinas que se han dedicado a abordar el suicidio, en donde han predominado las perspectivas clínicas, las cuales han ido configurando discursos legitimados y validados históricamente. No obstante, y con el fin de generar una mayor comprensión sobre la problemática, destaca la necesidad de incorporar a quienes mayormente han estado un tanto relegados de la discusión en torno a las problemáticas de la salud mental como es el caso de la educación. Donde los equipos educativos no han estado exentos de dificultades al momento de intervenirlo, más bien, han debido surfear una serie de vicisitudes y disyuntivas en torno al suicidio estudiantil.
Es así como los equipos educativos resultan ser figuras fundamentales para la toma de decisiones y el desarrollo de intervenciones situadas tendientes a enfrentar las situaciones de crisis, como sucede con los episodios de salud mental que enfrentan los estudiantes. Puesto que son quienes comparten la mayor parte del tiempo con los estudiantes, logrando conocerlos a ellos y a sus familias; facilitándose la posibilidad de generar un sinfín de estrategias preventivas en lo que respecta a la salud mental y convivencia escolar. Es así como Santillán y Suárez (2023) reconocen que “las escuelas son contextos críticos para abordar el riesgo de suicidio y su prevención, dado que los jóvenes pasan una buena parte de su tiempo en ellas” (p.5)
Es así como, estudiar el abordaje suicida desde el campo educativo, posibilita una mayor visibilización de una problemática que a juicio de los expertos es “evitable”, dado que es un proceso que se va gestando y las personas van enviando distintas señales, a veces una más evidentes que otras, pero definitivamente siempre hay alertas que considerar. En este sentido, Martínez (2017) reconoce que “no es producto de una decisión espontánea, el continuum autodestructivo se va gestando en la intimidad del sufrimiento de una persona y se manifiesta a través de indicadores” (p.64).
Por otra parte, resulta importante considerar la inequidad existente en el caso chileno, así lo ha planteado la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en su informe, el cual da cuenta que “Chile cuenta con uno de los sistemas menos inclusivos entre los países OCDE” (2017, p.90). Por otra parte, en materia de salud mental se encuentra el “2,4% del gasto total en salud, muy lejos de la recomendación mínima de la OMS” (MINSAL, 2017, p.10). Situación que demanda la necesidad de “aumentar los programas y servicios de empleo, el acceso y la capacidad de los servicios de salud” (Lange et. al, 2023, p.7-8).
En este sentido, hay que destacar lo indicado por Gutiérrez (2023) “el aumento del suicidio adolescente en un 31% a nivel general y de un 68% de las mujeres de 15 a 19 años entre los años 2021 y 2022” (p.4). Además, otro antecedente tiene relación con los conflictos al interior de los establecimientos educacionales, puesto que según la Defensoría de la Niñez (2024) hubo un aumento en las denuncias tramitadas por la Superintendencia de Educación en materia de convivencia escolar, “las cuales aumentaron en un 38% de 2019 a 2023” (p.25).
Por otra parte, un aspecto que resulta ser clarificador en la comprensión de la problemática dice relación con la coexistencia de factores socioculturales que influyen en cómo son percibidos fenómenos sociales, en este caso el suicidio. En este sentido, enfatizar en las estigmatizaciones y resistencias desde donde surgen interrogantes cotidianas tales: cómo, con quién, qué, cuándo, preguntas que se vuelven reiterativas en un contexto cultural en donde ha prevalecido una suerte de mutismo, posicionándose el suicidio como un tema tabú dentro de la sociedad. Siendo así reconocido “en muchas culturas, el suicidio es visto como un tabú y, en contextos conservadores, como un pecado o una debilidad moral (Seguinot y Ocasio, 2023, p.4). Y esto en gran parte sucedería debido a que “las enfermedades físicas no conllevan un estigma social y las que llamamos mentales o psicológicas-o psiquiátricas-, sí la tienen y por eso en Chile las solemos esconder” (Lecannelier, 2021, p. 46).
De esta manera, en torno al suicidio han prevalecido ciertos mitos y estereotipos visibilizados en afirmaciones cotidianas como “quien dice que se va a suicidar no lo hace”, o que “solo las personas que están enfermas se suicidan” o “es mejor no hablar de suicidios o de muerte, porque se les fomenta”. Así es reconocido, “por parte de la sociedad, existen mitos sobre sus causas y desconocimiento sobre la mejor manera de prevenirlo” (Simón, 2021. p. 105). Lo que “pueden dar lugar a conflictos entre los docentes y el resto del personal escolar, dado que carecen de las habilidades específicas requeridas, tienen poco tiempo o tienen miedo de enfrentar sus propios problemas psicológicos. (OMS, 2001, p.18).
Para concluir, es preciso reconocer la importancia de la prevención en el contexto escolar, donde una identificación temprana puede hacer la diferencia en cuanto a los resultados que se puedan obtener. Por lo que “cualquier integrante de la comunidad educativa puede dar un primer apoyo y ayudar a estudiantes en riesgo de suicidio” (MINSAL, 2019, p.52). Es así como, situar la problemática al centro del debate público y generar espacios para dialogar sobre ella, se está apostando en dar los primeros pasos hacia una cultura de prevención y con ello, de un mejor abordaje del suicidio desde el ámbito escolar.
Referencias:
Al-Halabí, S. U. S. A. N. A. (2021). A pesar de las dificultades, la prevención del suicidio es posible. Proyecto Hombre: revista de la Asociación Proyecto Hombre, 104, 10-13.
Defensoría de la Niñez. 2024. Diagnóstico sobre la situación de derechos de la niñez y adolescencia. Observatorio de Derechos de la Defensoría de la Niñez.
Gutiérrez Lobos, Rodrigo Hernán (2023). Estudio suicidio adolescente en Chile. ESACH 2013. Actualización estadística: variaciones y tendencias. Enero 2013 a marzo 2023. Ed. Fundación Convivo, 2023.
Lange, S., Cayetano, C., Jiang, H., Tausch, A., & Oliveira e Souza, R. (2023). Contextual factors associated with country-level suicide mortality in the Americas, 2000–2019: a crosssectional ecological study. The Lancet Regional Health – Americas, 100450. https://doi.org/10.1016/j.lana.2023.100450
Lecannelier, F (2021). Volver a mirar: hacia una revolución respetuosa en la crianza. (4a ed.). Editorial Planeta chilena S.A.
Martínez, C. (2017). Suicidología comunitaria para América Latina. Editorial ALFEPSI latinoamericana. http://www.alfepsi.org/libro-suicidologia-comunitaria-para-america-latina-2/
Ministerio de Salud de Chile (2017). Plan Nacional de Salud mental 2017-20125. https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2017/12/PDF-PLAN-NACIONAL-SALUD-MENTAL-2017-A-2025.-7-dic-2017.pdf
Ministerio de Salud de Chile (2019). Recomendaciones para la Prevención de la Conducta Suicida en Establecimientos Educacionales. Programa Nacional de Prevención de Suicidio https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2019/06/2019.05.15_PREVENCION-SUICIDIO-EN-ESTABLECIMIENTOS-EDUCACIONALES-web.pdf
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). (2017). Evaluaciones de Políticas nacionales de educación. Educación en Chile. Fundación SM.
Organización Mundial de la Salud OMS. (2001). Prevención del suicidio: un instrumento para docentes y demás personal institucional. Ginebra: Departamento de Salud Mental y Toxicomanías. https://apps.who.int/iris/handle/10665/66802
Santillán Torres Torija, Carolina y Suárez Ortiz, Josué Omar. (2023, noviembre-diciembre). Entrenamiento en Guardianes para la prevención del suicidio en estudiantes. Revista Digital Universitaria (rdu), 24(6). http://doi.org/10.22201/ cuaieed.16076079e.2023.24.6.6
Seguinot Ramírez, E. D., & Ocasio Acevedo, E. (2023). Pérdida y duelo: Sobrevivientes de la pérdida por suicidio. Revista Griot, 16(1), 1–15. Recuperado a partir de https://revistas.upr.edu/index.php/griot/article/view/20357
Simón, J. W. (2021). GOBERNANDO LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO EN CHILE 2013-2021: ANÁLISIS DOCUMENTAL DE LA RESPUESTA ESTATAL DESDE LA PERSPECTIVA DE GOBERNANZA COLABORATIVA. Gobierno y Administración Pública, (2), 104-122.