Descentrados Chile

El lugar de los niños, niñas y adolescentes en lo local

Fotografía: Rawpixel

Por Nury Gajardo Diaz
Educadora /Orientadora Familiar /Mag. en Educación y Trasformación Social

Los desafíos que se presenta a nivel comunal la creación de la política comunal de infancia deben partir con unas preguntas ¿Qué lugar tienen los niños, las niñas y adolescentes en el espacio local? ¿Cómo ven a esta población las autoridades locales?, ¿Qué lugar se les da en los territorios?

Parto sincerándome, mi visión comienza en la comprensión de las niñeces como sujetos políticos, lo que reconozco, más de alguna dificultad presenta al momento de intentar diálogos con diversos sectores, más en quienes debieran garantizar sus derechos, quienes en su mayoría permanecen visualizando a las niñeces desde un lugar adultocentrista y proteccional.

Es central pensar a los niños, niñas y adolescentes desde lo local, si queremos generar los cambios culturales para que se les reconozca como sujetos protagónicos de sus procesos de vida, y de sus comunidades, facilitadores de las trasformaciones. Implicarlos, invitarles, considerarlos como sujetos opinantes, es pensar la participación en su calidad de vinculante, y ello debe quedar expresado en las políticas locales. Con ello, se obliga a la inversión, y es que nos hemos acostumbrado a participar de espacios en donde los anuncios están a la orden del día, pero también en donde la intencionalidad toca techo al momento de exigir los recursos para su implementación.

El solo discurso sobre las “buenas intenciones” en el trato a la niñez, sin presupuesto y sin real intencionalidad política no es más que otra forma de adultocentrismo, reinstalando su poder para mantener a este grupo bajo el sometimiento de las antiguas prácticas netamente proteccionales.  Las experiencias muchas veces quedan reducidas a consultas con escasa o nula vinculación con las posteriores normas o propuestas comunales, la celebración del mes de los niños queda reducida a la instalación de juegos, que luego son sacados de los territorios, pareciendo más una feria que un real espacio de vivencia o promoción de derechos.

El reconocimiento como sujetos de derecho trasformadores de sus realidades, requiere un cambio de paradigma, obliga a compartir el poder. La reflexión sobre el adultocentrismo debe ser social, todos y todas comprometernos en el cambio, generar diálogos autocríticos que favorezcan la visibilización de la actoría de niños niñas y adolescentes.

En otra dimensión podemos decir, no se ha superado la mirada que nació a partir de la Convención de Derechos del Niño (CDN), tratándolo a la categoría técnico-jurídica de “sujetos de derechos”, en un discurso muchas veces, desprovisto de análisis político, relegando su rol en la sociedad a individuos pasivos receptores de ciertos derechos otorgados por el mundo adulto.

La importancia de crear sistema de políticas locales desde Lo Local

En el marco de la Convención sobre los Derechos del Niño/a (CDN), instaurada desde Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989 y ratificada por Chile el 14 de agosto de 1990, se definen las bases orientadas a garantizar el bienestar y la protección de los derechos de NNA. En ella se establecen como principios fundamentales: la no discriminación; el interés superior de el/la niño/a; garantizar su supervivencia, desarrollo y protección; y fortalecer su participación en aquellas decisiones que les afectan.

Con la CDN se determina un nuevo enfoque o paradigma orientado a visualizar y mirar la niñez, desde una visión de protección integral, donde el rol de los adultos se sitúa en la protección y facilitación de procesos, centrado en los recursos y participación que ellos/as tienen, entendiéndolos como sujetos de derecho. Esta nueva forma de comprender a los/as NNA tiene un impacto en todas las esferas:  políticas, sociales y familiares, considerando a les niñes no como propiedad de sus padres, a merced de sus decisiones; sino que, como seres humanos/as activos, capaces de protagonizar la propia defensa de sus derechos.

Otra dificultad que se observa a nivel central en el diseño e implementación de una Política Nacional (junto con un Plan Nacional y las bajadas a nivel local), es una lógica en la que existe una alta fragmentación de la oferta y los servicios dirigidos a temas de niñez y adolescencia, donde se aprecia la parcelación de áreas de atención sectoriales como salud, educación, protección, entre otras; lo que es contradictorio con la mirada integral del sujeto de atención, así como la concepción de los Derechos del NNA como universales, interdependientes e indivisibles, lo que debilita la efectividad en el diseño de la misma Política que busca favorecer.

En ese sentido, y sobre todo considerando las múltiples realidades de los niños, niñas y adolescentes de nuestro país, es una tarea pendiente el reconocer y visibilizar dichas realidades. ¿Cuáles? La de la niñez popular, campesina, indígena, LGTBI+, etc.

Ahora es importante puntualizar que, en primera instancia y a pesar de las distintas realidades, el lugar de los niños, niñas y adolescentes en la sociedad es común y transversal a todos ellos. Es urgente que dejemos de pensar a la niñez como un grupo homogéneo, y comprendamos la multiplicidad de capacidades, dificultades, saberes, intereses y motivaciones que existen en las distintas realidades en las que se vivencia el ser NNA.

Y entonces, las políticas locales de niñez son un instrumento de planificación local, que debe buscar reconocer las necesidades básicas de NNA de una comuna y sus diferentes territorios, en base a sus propuestas, a sus necesidades o los derechos claves a respetar; además de identificar en primera instancia a las instituciones del Estado y, en segundo, al sector privado y la comunidad como garantes.

“El rol de garantes implica desarrollar capacidades para respetar, proteger y hacer cumplir los derechos, generando las condiciones estructurales, políticas, económicas, legislativas, institucionales y culturales para el libre ejercicio de sus derechos como NNA. “Por tanto, esta Política Local de Infancia se instala para ser un marco de sentido y coherencia que guíe las acciones locales en torno a niñez, a través del Plan Local en el que se debe materializar de los distintos pasos que propician los principios establecidos en dicha Política” (Iglesias y Valverde, 2015).

Y en ello, es primordial la participación activa de NNA, considerándoles como actores políticos de la vida cultural y comunitaria, con capacidad crítica y potencial para realizar proyectos que permitan abordar las distintas opciones de desarrollo o problemáticas sociales. Sin embargo, estos aspectos siguen siendo una materia pendiente en la mayor parte de las instancias de diseño e implementación de políticas tanto nacionales como locales; esto a pesar de expresiones desde la oferta pública que han considerado la participación como una de sus líneas de trabajo, siendo, en muchos casos, entidades de la sociedad civil las que favorecen y potencian este enfoque de manera concreta a través de espacios promocionales, recreativos, culturales, deportivos, etc.

Desafíos más allá de los territorios

    • Considerando los antecedentes expresados anteriormente, es necesario generar instrumentos a nivel local que hagan posible viabilizar y operacionalizar los principios que sostienen a los mismos, los cuales se implementan a través de políticas y planes a nivel local. En este marco, resulta necesario que cada comuna cuente con una Política Local de Infancia, con enfoque de derecho en gestión municipal, formulada desde la promoción de instancias participativas donde se identifiquen las necesidades y asuntos a garantizar que se encuentran bajo la responsabilidad del gobierno comunal.
    • Este instrumento de planificación local busca reconocer las necesidades de NNA del territorio, en base a sus necesidades o los derechos claves a respetar; además de identificar, a las instituciones del Estado, al sector privado y la comunidad como garantes. El rol de garantes implica desarrollar capacidades para respetar, proteger y hacer cumplir los derechos, generando las condiciones estructurales, políticas, económicas, legislativas, institucionales y culturales para el libre ejercicio de sus derechos.
    • La participación activa de NNA resulta ser primordial, considerándoles como actores políticos de la vida cultural, comunitaria, con capacidad crítica y potencial para realizar proyectos que permitan abordar las distintas opciones de desarrollo o problemáticas sociales. La participación social, sin embargo, sigue siendo materia pendiente en el diseño e implementación de políticas públicas en sus distintos niveles territoriales, por lo que la construcción de la misma con los/as NNA constituye no sólo desafío comunal, sino que se visualiza como un proceso que significará el desarrollo de innovación social y gobernanza local.
    • Atender el paradigma del adultocentrismo, sus relaciones de poder.
    • Reconocer a los niños, niñas como sujetos políticos implica replantearse el rol adulto en la interacción con ellos y ellas.
    • Promover la participación Comunitaria de los niños niñas y adolescentes en todos los procesos que les incumben.
    • Realizar prácticas intergeneracionales que nos lleven a problematizar las prácticas adultocéntricas, en un proceso de desnaturalización.
    • Discutir nuestras prácticas. Reaprender los vínculos con ellos para lograr los cambios sociales, emocionales, culturales, del ejercicio del poder.
    • Comprender los cambios en la dimensión ideológica de la infancia, así como sus implicancias relacionales, prácticas e institucionales, como un interés general de la sociedad.
    • Generar espacios incidentes a los NNA con idea de ir superando la doctrina de la protección tutelar y la perspectiva de los niñes como sujeto de derechos y protección integral.
    • Reconocer a las infancias como grupos sociales no ajenos a procesos políticos económicos, estructurales.
    • Desde local se deben mirar todos los derechos, no solo la vulneración.
    • Lo local debe propiciar la formación política de los niños, niñas y adolescentes, que aprendan a reconocer las relaciones de poder que se ejercen sobre ellos.

Para finalizar, Y NO OLVIDAR NUESTRA HISTORIA RECIENTE, desde el 18 de octubre del 2019, mucha agua ha corrido y mucho se ha dicho sobre NNA, a propósito de su participación en las protestas y opiniones sobre las desigualdades sociales del país. Fue su fuerza la que ha despertado a Chile, son ellos el ahora, quienes siguen invisibilizados, quienes siguen trasformando desde distintos frentes sus realidades.  Los derechos se viven si no son meras declaraciones.