Descentrados Chile

La ciudadanía infanto adolescente: un desafío para las democracias

Fotografía: Pinterest

Por Francis Valverde Mosquera

Directora Ejecutiva- ACHNU

 

La discusión sobre si las niñeces y adolescencias son ciudadanos aparece de forma permanente a partir de la Convención sobre los derechos de la niñez de 1989, pues sitúa a este grupo social como uno con valía política, toda vez que al establecer que son niñas, niños y adolescentes sujetos de derechos, establece inmediatamente su ser sujeto públicos, es decir, personas con capacidad de participar en la vida social, cultural y política en la sociedad. 

Participar, concepto que implica en el caso de las niñeces y adolescencias, reconocerles con la misma dignidad y derechos que todos y todas los adultos y adultas, con capacidad de entender el mundo desde donde ellos y ellas lo habitan y de acuerdo a su etapa de desarrollo. Todo niño y niña desde que nace reconoce el mundo que lo rodea y a medida que se desarrolla va adquiriendo conocimientos, experiencias y capacidades que se expresan a través de su ser cada vez más autónomos, con ideas y opiniones propias y con capacidad de hacer propuestas en relación a lo que debiera ser desde su punto de vista el entorno en el cual se desarrolla. 

Participar, concepto básico de toda democracia, en la cual todos y todos debemos tomar parte, pero parece que para algunos y algunas pensar en la participación de personas menores de 18 años, desde una perspectiva política, es decir, en elecciones de representantes, es inaceptable. ¿Por qué?  Cuál es el riesgo de que ellas y ellos votaran, por ejemplo. 

El principal riesgo tiene que ver con el uso del poder que la participación otorga a las personas, pues participar es uso del poder ciudadano que cada una y uno de nosotras tiene; la participación obliga a quienes quieren representarnos a escuchar a los y las votantes. ¿Están dispuestos a escuchar las propuestas y las necesidades que las niñeces y adolescencias tienen, a garantizar los derechos que les son propios, a asumir el costo, si el costo tanto económico, como social y cultural, de una ciudadana que exigirá, que no olvidará, que no tiene temor de decir directamente lo que piensan y quieren, una ciudadanía que no tiene nada que perder y todo por ganar, al ser parte activa de la construcción de una democracia que requiere de todos y todas para sostenerse, densificarse y llegar a todos y todas. 

Estamos en elecciones presidenciales y de parlamentarias/os, y por primera vez se logró que los y las candidatadas tuvieran que enfrentar la realidad de las infancias y adolescencias en un programa de televisión, y además, someterse a las preguntas directas de niñas, niños y adolescentes que se prepararon para entrevistarles. 

¿Qué pasó? Quedó en evidencia que los y las candidatas saben muy poco de la realidad, los anhelos e intereses de ellos y ellas. Tienen un desconocimiento casi vergonzoso de cómo funciona el sistema de protección integral, de la realidad que agobia a muchos y muchas de ellos, pero que tienen propuestas para enfrentarla… pero no son reconocidos como ciudadanos, porque no votan… así que no se les escucha o se hace de manera graciosa, pues son niños y niñas…

La democracia en Chile tiene muchos desafíos. Uno de ellos es reconocer la capacidad de las niñeces y adolescencias de ser parte activa de ella, de proponer soluciones para la vida que les toca vivir.  Puede que no entiendan de macroeconomía, pero la viven diariamente, pues la pobreza infantil fluctúa entre un 16% y un 30% según la medición, no es eso macroeconomía, y así con cualquier otra dimensión de la sociedad.

El desafío entonces es reconocerles ciudadanía a las niñeces y adolescencias, reconocerles poder para ser parte activa de la sociedad, reconocerles como sujetos plenos que tienen propuestas y soluciones ante las problemáticas que le afecta.

Gómez da Costa decía: la Democracia les hace bien a los niños y, Baratta agregó los niños le hacen bien a la democracia.  

Trabajemos junto a ellas y ellos para construir una democracia en la cual todos y todas nos sintamos parte.