Descentrados Chile

Los derechos de la niñez y adolescencia a 50 años del Golpe

Fotografía:Fotograma

En la foto Francis Valverde, junto a su hija Cecilia Domínguez Valverde. Estadio Nacional, 12 de marzo de 1990.

“El 12 de marzo de 1990 marca un hito histórico al recibir el poder de parte del pueblo democrático al presidente electo. La emoción de festejar el término de la
dictadura, de agradecer estar viva, y el desafío de aprender a vivir con la vida y no con la muerte, nos hizo a todos llorar, gritar, reír y tener esperanzas, de que esa
niña de 6 años, sí tenía futuro.”

Por Francis Valverde Mosquera
Mg. en cs. Sociales, mención Sociología de la Modernidad.
Directora Ejecutiva de Asociación Chilena Pro-Naciones Unidas (ACHNU).

Hablar de las niñeces y adolescencia en la conmemoración de los 50 años del golpe, pone de relieve muchas preguntas, de ¿qué niñeces hablamos, de las que vivieron el golpe de estado de manera directa y están detenidos desaparecidos y/o ejecutados?; de los que vivieron la época de dictadura, ¿y cuya vida fue marcada por la violencia, represión, miedo y silencio? O, ¿de las actuales niñeces y adolescencias que viven la herencia de impunidad y violencia que dejó el Golpe de Estado cívico militar, que viven en sus cuerpos la injusticia, segregación, discriminación?

No es fácil tomar una decisión, pues los tres grupos de niñeces y adolescencias dan cuenta de un proceso histórico vivido durante 50 años en el país y que no ha sido resuelto ni con verdad, ni con justicia, ni con reparación, entendida esta última como una reparación social que implica no solo pedir perdón como lo hizo el Presidente Aylwin en su momento,  sino como una política intencionada que permitiera cambiar el modelo de desarrollo neoliberal impuesto, por una parte, de constitución por otra, y de reconocimiento y justicia contra los altos mandos militares y civiles responsables del Golpe.

Según Jorge Rojas (2010) citado en Castillo Gallardo (2022), el informe Valech del 2004, señala que 1080 niños, niñas y adolescentes fueron víctimas de cárcel y torturas durante la dictadura. De ellos, 766 eran adolescentes entre 16 y 18 años; 226 niños y niñas entre 13 y 15 años, y 88 eran menores de 12 años. Y está claro que estas cifras están por debajo de la realidad vivida por muchos otros y otras que no clasificaron para los informes, por ser testigos vicarios de la represión a sus padres y madres, y, por lo tanto, no fueron considerados víctimas de la dictadura.

¿Quiénes eran estos niños, niñas y adolescentes víctimas? Fundamentalmente estudiantes secundarios, que lucharon incesantemente contra la dictadura, organizándose en diferentes agrupaciones, teniendo como uno de los principales desafíos detener la municipalización de la educación, fueron miles los y las estudiantes y docentes que fueron expulsados del sistema educacional, pues eran considerados altamente peligrosos. Para ello el Ministerio de Educación montó junto con la Dina y CNI, en su momento, un sistema de control y espionaje dentro de liceos y escuelas, infiltrando a los grupos de estudiantes organizados. Se necesitaba controlar y terminar con estos focos de resistencia a como diera lugar. Mauricio Weibel (2017), relata en detalle este proceso en su libro “Los niños de la rebelión”.

Por otra parte, todas las niñeces y adolescencias vivían la represión y violencia generalizada promovida por el terrorismo de Estado, lo que hizo que todas y todos, en especial los que habitaban en los sectores populares, vivieran las redadas, allanamientos y asesinatos cometidos por militares en las poblaciones. Esto provocó un miedo permanente que cruzaba todo lo que hacías y que tu cuerpo lo vivenciaba con angustia y silencio, sí, silencio y desconfianza, ya no se podía confiar en nadie, cualquiera podría ser un delator/a. Si a eso agregamos el hambre y cesantía que afectaba a las familias, tenemos un panorama relativamente completo de la cotidianeidad de las niñeces y adolescencias durante la dictadura.

Y llegamos al 1990, donde son justamente las niñeces y adolescencias que facilitan la vuelta del país al círculo de las naciones democráticas en las Naciones Unidas, con la firma de la Convención sobre los derechos del niño (1989), ratificada por unanimidad del Congreso en 1990 y convertida en ley ese mismo año.

Pero en democracia no hubo reparación política, social y cultural de los efectos de la dictadura, no se enjuició a los violadores de derechos humanos, la impunidad se instala en una democracia tutelada, donde el dictador sigue siendo el comandante en jefe del ejército y luego senador vitalicio, por casi 10 años.

Los efectos sociales de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura siguen vigentes hasta el día de hoy. Las niñas, niños y adolescentes, recién son formalmente reconocidos como sujetos de derechos el año 2022 a través de la ley 21430, Sobre Garantías y Protección Integral de Derechos de la Niñez y Adolescencia, es decir, 32 años después de la vuelta a la democracia y de ratificada la Convención sobre sus derechos. No existe un sistema de protección social universal donde todo niño, niña o adolescente que habite el país pueda ser atendido sin discriminación alguna; sigue la pobreza siendo el doble que la pobreza adulta en la niñez y adolescencia; mantenemos la cifra de maltrato en 70% como lo señaló Unicef en su informe del 2012. Es decir, las vulneraciones de derechos de carácter estructural se mantienen; el Comité de Derechos del Niño, el año 2018, entregó un informe a Chile, donde se señala que el país vulnera sistemáticamente los derechos de niños, niñas y adolescentes bajo la protección del Estado, en especial en las residencias.

En este momento hay más de 14000 niños, niñas y adolescentes en lista de espera, para ingresar a programas especializados por vulneraciones de derechos (Defensoría de la Niñez, 2022).

¿Ha cambiado la realidad de las niñeces y adolescencias desde la Dictadura Militar? Sí, pero no lo suficiente, como para decir que las niñeces y adolescencias en Chile tienen garantizados sus derechos y pueden desarrollar todas sus potencialidades. No podemos decir como país, que todas las niñeces y adolescencias pueden tener un proyecto de vida, ser cuidados y protegidos, en definitiva, ser felices. ESTO ES HERENCIA DE LA DICTADURA.

 Referencias

Castillo, Gallardo, Patricia (2022). Infancia / Dictadura. Testigos y Actores (1973*1990). LOM ediciones, Santiago, Chile.

Comité de derechos del Niño. (2018). Informe de la Investigación relacionada en Chile en virtud del artículo 13 del protocolo facultativo de la Convención de los derechos del niño, relativo a un proceso de comunicaciones. Pág. 5 -12.

Defensoría de la Niñez (2022). https://www.defensorianinez.cl/