Descentrados Chile

Trabajo infantil: Hacia una erradicación contextualizada.

Fotografia: Tinna Jorruang

Por Juan Lara y Matthias Aguirre
Estudiantes de Psicología. Universidad de Santiago de Chile, USACH.

    A pesar de la creación de normativas y programas de erradicación del trabajo infantil en Chile, la cantidad de niños insertos en labores peligrosas aumentó más del doble entre los años 2003 y 2012 (OIT, 2004; OIT, 2013), último año respecto al cual se cuenta con cifras. Aun así, el país se encuentra en un estado de inactividad en el debate sobre la cuestión del trabajo infantil, por lo cual es necesario explorar las perspectivas del continente latinoamericano, distinguiendo dos posturas predominantes: una abolicionista y otra protectora-propulsora (García-Méndez, 1996).

    La postura abolicionista es la imperante en Chile, y aboga por la erradicación del trabajo infantil por medio de la construcción de normativas y programas. Algunas ventajas de esta postura aluden a su carácter institucional, el cual facilita que los gobiernos reconozcan este fenómeno como una problemática a intervenir, y destinen recursos para ello. Sin embargo, esta postura tiene un carácter descontextualizado, tendiendo a simplificar las causas y consecuencias del trabajo infantil, e ignorar la especificidad y heterogeneidad de las experiencias de los niños trabajadores en diferentes contextos sociales (Frasco, 2019; Rausky, 2019; Rausky, 2020).

    El peligro de la descontextualización tiene que ver con concebir a la infancia de modos universalistas, suponiendo que los niños y niñas se preocupan únicamente de estudiar y jugar, sin tener mayores responsabilidades ni poder de decisión (Woodhead, 1999; Frasco, 2019; Frasco y Rausky, 2021). Asimismo, la OIT ha instalado una serie de ideas globales relativas a la erradicación, mostrando a los niños y niñas trabajadores como carentes de infancia, lo que deriva en formas de juicio moral hacia ellos y sus familias (Frasco y Rausky, 2021). En este sentido, Liebel (2003) plantea que la prohibición descontextualizada del trabajo infantil en Bangladesh, Marruecos, Zimbabwe y la India culminó en una práctica sumamente perjudicial, insertando a los niños en contextos clandestinos y exponiéndolos a maltratos y abusos.

    Por otro lado, la postura protectora-propulsora se caracteriza por su defensa del trabajo infantil, concebido como una actividad emancipadora de formas más convencionales de entender la infancia. Algunas de sus ventajas son la consideración del niño y niña en el debate, instalando, además, una forma crítica de pensar los modelos de infancia hegemónicos. Sin embargo, esta postura centra su preocupación en la infancia y su participación sólo en contextos empobrecidos (García-Méndez, 2001). Sumado a ello, se hace difícil ver, muchas veces, que la participación laboral temprana puede estructurar subjetividades que insertan a los infantes en una espiral de desventajas de la cual resulta difícil escapar, construyendo bajas expectativas de vida y prácticas que los mantienen en el mismo lugar de subordinación social (Rausky, 2019).

    De acuerdo a lo anterior, la postura protectora-propulsora implica una cierta complicidad con el statu quo de los modelos económicos, sociales y culturales, siendo incapaz de pensar en una forma de convivencia en la cual el trabajo infantil no resulte necesario (García-Méndez, 2001). Por este motivo, puede operar favoreciendo la reproducción y consolidación de dicha actividad y trivializando las leyes de protección a la infancia (García-Méndez, 2006).

    Considerando las ventajas y desventajas de las dos posturas mencionadas, se hace necesario promover una tercera alternativa, que denominaremos de erradicación contextualizada. Ella requiere enfatizar la importancia de transformar las condicionantes estructurales del trabajo infantil (Frasco, 2019; Rausky, 2019), considerando que suele manifestarse en sociedades de mercado que priorizan los intereses privados por sobre los públicos, que generan procesos de fragmentación social, y que distribuyen de modo fallido los recursos, con severas consecuencias en materias de desigualdad, desempleo y exclusión social. Todo ello propicia la aparición del trabajo infantil como un mecanismo de supervivencia frente a la pobreza (Terra, 2007; Rausky y Chaves, 2019).

    A la vez, es preciso considerar factores culturales que influyen en esta actividad, como la valoración positiva del trabajo por sobre la educación en razón de la supervivencia (Terra, 2007; Rausky y Chaves, 2019). Sumado a esto, se destacan percepciones del trabajo infantil en base al género, que posibilitan o impiden la realización de ciertos trabajos; así, por ejemplo, suelen ser los niños varones quienes se desempeñan en el espacio público, mientras que las niñas lo hacen en el privado, posicionándolas en un lugar de desigualdad e invisibilización (Terra, 2007; Frasco-Zuker, 2016; Frasco, 2019).

    Asimismo, es necesario rescatar las perspectivas de los niños y niñas trabajadores, pues los significados y las consecuencias del trabajo infantil dependen enormemente del contexto, siendo atravesados por aspectos de clase, etnia, ambiente rural o urbano, entre otros, cuya consideración permite desarrollar mejores estrategias de erradicación (Rausky, 2019). En esta línea, a pesar de que las intervenciones actuales buscan restablecer los derechos de los niños y niñas trabajadores, suelen no considerar plenamente su derecho a participar en el proceso y ser consultados sobre su destino (Woodhead, 1999; Rausky, 2020; Avendaño y Castillo-Caicedo, 2021).

    En este sentido, debe considerarse que los niños y niñas generan un vínculo con sus trabajos, lo que involucra aspectos materiales y socioculturales fundamentales para entender lo que los impulsa a trabajar (Terra, 2007; Avendaño y Castillo-Caicedo, 2021). La dimensión material se refiere a los ingresos que los niños y niñas entregan a sus familias, permitiéndoles subsistir económica y materialmente y trayendo consigo una valoración positiva del trabajo por parte de ellos mismos y de sus familiares. La dimensión sociocultural, por su parte, dice relación con la entrega de un espacio de sociabilidad y socialización donde los niños y niñas aprenden y se relacionan con otras personas. Así, el trabajo se hace partícipe de la formación de identidad de los niños y niñas, quienes suelen dar cuenta de una valoración positiva acerca de sí mismos a partir del reconocimiento de sus pares y los adultos que les rodean (Terra, 2007; Frasco-Zuker, 2016).

    A modo de conclusión, para pensar una erradicación contextualizada del trabajo infantil, es necesario cambiar el paradigma y el enfoque desde el cual se trabaja con la infancia. Ello implica, a la vez, movilizar una serie de transformaciones en los soportes estructurales sobre los que descansa este fenómeno, de modo de potenciar el cumplimiento irrestricto de los derechos de la infancia, como forma privilegiada de conseguir la paz y justicia social (García-Méndez, 2006). Para ello, un primer paso es reabrir el debate sobre el trabajo infantil en Chile, con apoyo de instituciones y estudios que integren las perspectivas de los niños y niñas implicados en esta actividad. Así, la contextualización es tanto una estrategia para propiciar el éxito de los programas de erradicación como un ejercicio ético en pos del bienestar de los niños y niñas trabajadores.

 

Referencias

Avendaño, J. y Castillo-Caicedo, M. (2021). Significados e interpretaciones del trabajo infantil en contexto rural y urbano. Revista Latinoamericana De Ciencias Sociales, Niñez Y Juventud, 19(3), 1–19.

Frasco, L. (2019). Cuidar a la gurisada. Etnografía sobre trabajo infantil y cuidado en la localidad de Colonia Wanda, Misiones [Tesis de Doctorado, Universidad nacional de San Martín].

Frasco, L. y Rausky, M. (2021). The Problems of Child Labour: International Organizations and Local Contexts. En A. Vergara, V. Llobet y M. Nascimento (Eds.), South American Childhoods. Neoliberalisation and Children’s Rights since the 1990s (pp. 1-43). Palgrave Macmillan

Frasco‒Zuker, L. (2016). Investigación etnográfica sobre experiencias de trabajo infantil en el noreste argentino. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, Niñez y Juventud, 14(2), 1205-1216.

García-Méndez, E (2001). La dimensión política de la responsabilidad penal de los adolescentes en América Latina: Notas para la construcción de una modesta utopía. Justicia y derechos del niño, (3), 85-102

García-Méndez, E. (1996). El debate actual sobre el trabajo infanto-juvenil en América Latina y El Caribe: Tendencias y perspectivas. En A. Cançado, C. Moyer y C. Zeledón (Comps.), Estudios Básicos de Derechos Humanos VI. Instituto Interamericano de Derechos Humanos.

García-Méndez, E. (2006). Infancia, ley y democracia: una cuestión de justicia. Consultantes, 109-119.

Liebel, M. (2003). Infancia y Trabajo. Ifejant.

Organización Internacional del Trabajo. (2004). Trabajo Infantil y Adolescente en Cifras. Síntesis de la primera encuesta nacional y registro de sus peores formas 2003. https://bit.ly/3bMC29U

Organización Internacional del Trabajo. (2013). Magnitud y Características del trabajo infantil en Chile. https://bit.ly/3vTacPQ.

Rausky, M. (2019). From Childhood to Adolescence: Vulnerable Life Stories and Persistent Inequalities in Argentina Since Post-Convertibility (2003). En M. Rausky y M. Chaves (Eds.), Living and Working in Poverty in Latin America. Trajectories of Children, Youth, and Adults (pp. 41-67). Palgrave Macmillan.

Rausky, M. (2020). El estudio del trabajo infantil y los desafíos en su abordaje. Revista Colombiana de Sociología, 44(1), 317-340.

Rausky, M. y Chaves, M. (2019). Introduction. En M. Rausky y M. Chaves (Eds.), Living and Working in Poverty in Latin America. Trajectories of Children, Youth, and Adults (pp. 1-10). Palgrave Macmillan.

Terra, V. (2007). Representaciones sociales del trabajo en niños y niñas trabajadores de la Región Metropolitana: un desafío a la pertinencia cultural de las políticas sociales [Tesis de grado, Universidad de Chile]. Biblioteca Digital de la Universidad de Chile.

Woodhead, M. (1999). Combatting child labour: listen to what the children say. Childhood, 6(1), 27- 49.