Descentrados Chile

Democracia: Un “demonio” disfrazado de blanco

Fotografía: David Aracena

Por Shirley Ruiz
Artista,
Foro Red de Economías Transformadoras y Alternativas Colombia Lat.

“La invencibilidad está en uno mismo, la vulnerabilidad en el adversario”
El arte de la guerra. 
Sun Tzu

¿Qué es la vulnerabilidad? Nos preguntamos muchas veces y tal vez la canción de Joan Manuel Serrat nos responda:

“No piden limosna, no
Ni venden alfombras de lana
Tampoco elefantes de ébano
Son pobres que no tienen nada de nada”.

En tiempos electorales, ya sea para elegir presidentes cada cuatro años o regidoras, alcaldes, etc., es normal ver como las aguas se ponen en tempestad y los políticos una vez más quedan al desnudo y como pirañas intentan cazar a la mayoría de los votantes a su favor, usando estrategias que endulzan y proponen planes de gobierno que a primera vista pareciera que van a mejorar la condición de un país.

Latinoamérica, “Tierra Democrática” se ha servido de los pobres y su vulnerabilidad para utilizar las “minorías sociales” por tratarse de tener una condición frágil y en su cotidianidad los abusos, heridas y golpes, metafóricamente han borrado la identidad del otro-otra y hasta su identidad sexual.

Tampoco podemos dejar por fuera la condición laboral o la inseguridad económica o social, que es uno de los problemas con mayor desventaja en el resto de la población; y es que es bien sabido que entre más vulnerables nos encontremos, mayor ventaja para el enemigo, y a esto le sumamos situaciones externas como una guerra, una Pandemia o un desastre natural donde nos ubica a todos y todas sin clase social en una posición vulnerable donde el miedo, la inseguridad y la falta de certeza pone la fragilidad de la vida en manos de los que tienen “el poder”.

El miedo debilita a unos y fortalece a otros y en países democráticos se presenta otro factor y es el de las “nuevas derechas”, fenómeno que se presenta desde 1970.

El historiador argentino José Luis Romero publicó: “El pensamiento político de la derecha latinoamericana”, donde menciona que: «Sería una abstracción peligrosa realizar el examen de la derecha en términos exclusivamente teóricos, evitando la puntualización de las correlaciones entre las doctrinas y los grupos sociales, o sorteando el análisis de las relaciones entre el pensamiento de la derecha y el de las demás corrientes políticas». Y agregaba que «ningún movimiento ideológico o político puede entenderse sino dentro del juego de situaciones reales y controversias en que surge y se desarrolla».

En estos días, a raíz de tantos discursos políticos maquillados de una y mil formas, leía el libro: “La nueva derecha en Costa Rica” publicado por la Fundación Friedrich Ebert América Central que me lleva a analizar ciertas preguntas como:

¿Cómo es la nueva derecha en Latinoamérica?
¿Cómo se explica su surgimiento y qué la inspira?
¿Cuáles son sus apoyos económicos, políticos y sociales?

Este discurso que radicalizó la derecha política, coincide con la cuarta ola mencionada por Cas Mudde, donde nos hablan de las peligrosas tendencias en las democracias del mundo, donde partidos populistas conservadores de ultraderecha y evangélicos que fueron radicales con ideologías nativistas, autoritarias y populistas, se visten de blanco y nos venden un sistema democrático que no existe como tal.

Tenemos claro que los gobiernos de derecha o ultraderecha representan un desprecio por la democracia y por los derechos humanos, pero ahora necesitan votos, necesitan llegar a ocupar sillas presidenciales o lugares en la asamblea o congresos y entonces contradictoriamente se presentan como “derechas democráticas”, se visten de discursos democráticos, que en el pasado no eran propios de los partidos de derecha de los años 1970 cuando realmente eran partidos autoritarios y relacionados con el terrorismo de Estado.

Historiadores como Olga Echeverría y Ernesto Bohoslavsky, en las ediciones del “Taller de Discusión sobre las Derechas en el Cono Sur, siglo XX”, han convocado a estudiosos que se han centrado en las coyunturas más visitadas en los análisis sobre el tema, ubicándose desde 1920 hasta 1980, donde exactamente las derechas latinas aparecen como abanderadas de la democracia representativa.

La revista Nueva Sociedad publica un trabajo de Franz J. Hinkelammert titulado: “Democracia y nueva derecha en América Latina” donde precisamente habla sobre “la nueva derecha latinoamericana”, que señala como novedad la defensa que ciertos grupos herederos de las dictaduras militares de los años anteriores hacían de la democracia “instrumental” y la totalización del mercado, el control de los medios de comunicación y la utopía de una democracia dialogante.

Hoy en día diferentes países de Latinoamérica como Chile, Colombia, Argentina, y otros, en votaciones populares y democráticas han elegido gobiernos socialistas o de izquierda, pero que de igual forma continúan con Asambleas o Congresos fraccionados con un alto número de políticos de derecha extrema, o con leyes y constituciones creadas bajo dictaduras que frenan el avance de un país y el poder llevar a cabo una democracia transparente y legal.

En resumen, y como nos describe el libro de “La nueva derecha en Costa Rica”, el principal reto del progresismo consistirá en preservar los avances en materia de derechos humanos y de protección social del Estado frente a estos nuevos proyectos políticos desestabilizadores, mientras encuentra la manera de volver a la ofensiva, ya que el panorama frente a las elecciones nos muestra un alto porcentaje de políticos que abrazan los discursos de las “nuevas derechas” y le achacan los problemas de la actualidad a las ideologías de izquierda, cuando realmente no se dan cuenta que es la derecha la que nos sigue gobernando.

No nos encontramos en el mejor escenario escogido, pero nos toca Re-Existir”, gritar a todo pulmónreplantear los modelos obsoletos y transformar de manera integral a la sociedad con sus dimensiones económicas, sociales, culturales, ambientales y políticas, para poder derrocar Estados y gobiernos corruptos y en medio de la vulnerabilidad de la vida, podamos pronunciar como dijo el poeta:

“Y por el poder de una palabra
vuelvo a vivir
nací para conocerte
para cantarte
Libertad”. 

Paul Eluard