Por Dr. Hedilberto Aguilar
Universidad Arturo Prat
Nadie en Chile puede decir que no ha visto a un migrante, especialmente venezolano o colombiano, cometiendo un delito en un reportaje de televisión. Hay un énfasis por hacer notar la nacionalidad de quien participa en un crimen. Desde la vuelta a la democracia, los propietarios de los grandes medios han transmitido el miedo al descontrol en la seguridad, creando la sensación de que en dictadura no ocurrían crímenes. En la primera década del siglo, eran los peruanos el peligro, después los haitianos y afrocolombianos, ahora venezolanos y colombianos. Hay una producción de los “bárbaros” frente a un “nosotros los chilenos” o “nosotros los migrantes buenos”, que crea la imagen de gente muy distinta y distante a lo que somos “nosotros” en sus: costumbres (ruidosa, sucia, desordenada, inadaptada), cuerpos (sexualizados, seductores y peligrosos) y valores (roban, abusan, destruyen, no trabajan). Este tipo de personajes son utilizados una y otra vez en series, películas y novelas: los malos contra los buenos. En las noticias sirven para tres fines: enganchar a la audiencia, entretener y distraer. Esto crea un clima social y político favorable a la creación de una agenda de política pública enfocada en la seguridad, mientras temas como la desigualdad, la corrupción, las pensiones, las AFPs, las Isapres, el aumento de impuestos progresivos a las grandes fortunas, son dejados de lado. De este modo, al seleccionar lo “peor” del migrante, con base en una pequeña proporción, se ensalza el “nosotros” trabajador, decente, limpio, honesto (Elias, 2016).
Instalado el miedo, este se canaliza hacia ciertos migrantes, lo que genera rechazo y resentimiento, expresados en xenofobia y racismo. Este desprecio daña a escolares, las relaciones laborales, genera abusos y una desposesión de recursos sociales, económicos y culturales: “sin el RUT no eres nadie, te pagan lo que quieren y a veces ni te pagan, te amenazan y te humillan” (Rosa, 28 años). A su vez, también genera un efecto pernicioso en quien manifiesta este desprecio por las vidas de otros, se envenenan las emociones: “Deporten a todos esos zánganos venezolanos, haitianos, peruanos, ecuatorianos, chinos, dominicanos, colombianos, asesinos por naturaleza, traficantes, extorsionistas, sicarios, traficantes de armas, expúlsenlos de Chile” (En respuesta a anuncio de disturbios en el Centro de Santiago, en la aplicación Sosafe). Los migrantes barbarizados son violentados, en tanto chilenos y migrantes bien establecidos sienten que es una injusticia el que los nuevos tengan los mismos derechos como humanos en un hospital o un colegio, y hasta elucubran teorías conspiracionistas que la ONU y el gobierno chileno les dan bonos y viviendas mientras los dejan delinquir. En este punto, se incuba el resentimiento que no sólo es una emoción, sino una actitud social que puede propiciar grandes conflictos (Fleury, 2023).
Como consecuencia, algunos migrantes reivindican una diferencia cultural incapaz de dialogar, ya que no son aceptados, creando enclaves étnicos: lugares segregados donde vive una mayoría de un grupo que cada vez se hace más homogéneo, llegando en ocasiones a la categoría de gueto, a quienes se estigmatiza y puede generar actitudes intolerantes, afectando la cohesión social (Sabatini, 2022). También están quienes ofrecen la mayor cantidad de violencia contra los nuevos enemigos, las réplicas de Bukele. Los políticos de derecha e izquierda empiezan a disputarse el grado de repudio al migrante: “Somos una fábrica de lavado de identidades, cualquiera llega a Chile sin documentos, da cualquier nombre… y resulta que le damos un nombre nuevo… y lo estamos pagando en sangre… transformaron a Chile en el Servicio de Seguridad Social Latinoamericano” (Johannes Kaiser, diputado libertario; El Conquistador FM 2024); “… cerrar el ingreso regular e irregular de cualquier ciudadano venezolano por a lo menos 24 meses… restringir los envíos de dinero desde Chile hacia Venezuela…” (Daniel Manouchehri, diputado socialista; Solís, 2024). Y tampoco faltan ofertas para los vulnerabilizados, e,specialmente los adolescentes susceptibles del acoso, las promesas de respeto, poder y dinero ingresando a un mundo que los utiliza como carne de cañón.
Esta situación ha provocado que, de 29 países, Chile tenga el porcentaje de población más preocupada por la violencia y el crimen con un 69% (Ipsos, 2024). El 70% considera que los migrantes elevan la criminalidad y 51% piensa que ninguno de ellos o menos de la mitad cumple la ley (CEP, 2023). El gobierno actual ha respondido a esta demanda ampliando la zanja que divide Bolivia de Chile, enviando más militares a la zona y criminalizando a quien transporte migrantes. Más aún, el 8 de mayo, el Servicio de Migraciones informó de las medidas que envió al Congreso para “fortalecer” la normativa migratoria actual: amplía las causales de expulsión; rechaza y revoca permisos migratorios por faltas e incivilidades; otorga a subsecretario/a de Interior la facultad de expulsar a personas procesadas por la justicia por atentar contra la seguridad del país; incrementa sanciones a medios de transporte que faciliten el ingreso irregular al país y el traslado desde la frontera; aumenta penas por tráfico ilícito de migrantes; fortalece garantías de NNA y protege a víctimas de VIF (Migraciones, 2024). Hemos resaltado en negritas los aspectos que profundizan la vulnerabilidad de los migrantes, incluyendo “faltas e incivilidades”, ni Johannes Kaiser en la entrevista mencionada se atrevió a tanto: “no hablo de alguien que se pasó el alto”.
Nos sirve de ejemplo el ejercicio policial que ha tenido México contra los migrantes de paso, después de 2001, cuando Estados Unidos instauró las denominadas políticas de seguridad nacional, que, entre otros elementos, consideran a los migrantes como potenciales criminales y terroristas, amenazas a la seguridad y un problema para el país. Es en la primera década del siglo cuando se fortalecen los grupos delincuenciales en aquel país, extendieron sus negocios del tráfico de drogas al tráfico de personas, extorsión y mayor corrupción de las autoridades migratorias y policiales, ya que ofrecían sumas muy atractivas a los funcionarios, para que estos trabajaran para ellos. La violencia que comenzó contra los de afuera se fue incrementando contra los de adentro. Nos sirve de ejemplo, porque con la Pandemia Covid-19 y el cierre de fronteras en el Norte de Chile, la irregularización dirigida contra haitianos y venezolanos al imponerles visados con trámites difíciles de realizar, así como la discriminación a colombianos por sus rasgos y orígenes sociales, aumentó vertiginosamente el ingreso irregular de migrantes. Si el Estado no gestiona la migración, ¿quién la realiza? Es allí donde toman un mayor protagonismo los grupos delincuenciales de origen extranjero, quienes ven una oportunidad de lucro. Aumentar las causales de expulsión, impedir la regularización y dificultar el ingreso regular de inmigrantes con más muros y vigilancia, no sólo no detiene la inseguridad, sino que tiende a aumentarla y en medio, se juega políticamente con los más vulnerables, lo que no tienen valor político, no votan. Esto pasa también en Europa y Estados Unidos (Civieta, 2024; UNODC s/f).
El resentimiento y el miedo creados en el clima social además aumentan la desconfianza y ésta impide crear lazos de colaboración entre migrantes y otros migrantes, migrantes y chilenos. Cada vez con mayor frecuencia, en la aplicación Sosafe, aparece una paranoia xenófoba y racista, que se extiende contra los que parecen, de forma clasista, como flaites, indigentes y hippies: “vi dos venezolanos caminando, tengan cuidado”, “esa negra asquerosa otra vez vendiendo en la calle”, “¿quién va a salir a aventarles cloro a esos ambulantes?”, “tenemos que unirnos para ir a linchar a esos caribeños”. ¿Qué sociedad mejor se puede construir de este modo? El crimen organizado se ha transnacionalizado pues funcionan como empresas sofisticadas que pretenden ampliar sus territorios, tal como se hace con los negocios legales. Lo que ha sucedido con el cierre de fronteras y la irregularización de ciertos migrantes, es que les dio ventajas a los grupos criminales, fortaleció su ingreso y competencia violenta por ciertos territorios, utilizando a las personas, principalmente migrantes, como objeto de un ejercicio violento aleccionador para demarcar su ámbito de acción. Y mientras tanto, las medidas efectivas contra el crimen como cancelar las cuentas y cerrar negocios dedicados al lavado de dinero no fueron aprobados en la Ley contra el Crimen Organizado. Este lavado suele tener intermediarios en sectores de altos ingresos, a la vez que estos, se suelen beneficiar de la reducción de salarios al emplear con amenazas a migrantes irregulares en actividades de alto riesgo, agrícolas o de poco prestigio (Garretón, 2023).
A pesar de todo lo dicho, el 76% de la población ha tenido buenas experiencias en su trato personal con migrantes (CEP, 2023), lo que ocurre es que la gente llega a pensar que aquellos cercanos son buenos, pero el resto son malos. ¿Aportan algo los migrantes a Chile? Dejemos de considerar el aspecto humano que algunos llaman buenismo y miremos algunos datos cuantitativos. El Banco Mundial (2024) indica que aportan mucho más que los chilenos en protección social contribuyen al crecimiento del PIB, la recaudación fiscal y recomiendan que el Estado se encargue de la gestión migratoria para neutralizar el poder criminal. La tasa de nacimientos en Chile es una de las más bajas del mundo (1,2 niños por mujer) por lo que en algún momento tendrá problemas con las contribuciones para los adultos mayores y la migración estaba paliando esto, pero al generar una expulsión grande, también está afectando la sostenibilidad financiera del país.
Finalmente, no hay evidencia de que los extranjeros estén más implicados en delitos que los nacionales, aunque hay una relativa sectoriarización en tráfico de drogas -a la baja- y delitos violentos -a la alza- (PDI, 2023). Se reconoce que hay nuevos modos criminales de operar que hasta hace poco eran desconocidos en Chile, pero que las condiciones de desigualdad creciente facilitan, tanto en migrantes como en chilenos, el involucramiento en actividades delictivas. Es una forma de control para-estatal que es funcional al crecimiento de la vigilancia policial, no sólo contra criminales y extranjeros, sino también para el control de la población en general. No intentamos negar que la tasa de homicidios ha aumentado y también el grado de violencia, sino de desligarla de los flujos migratorios, a la vez que establecer una clara relación entre cierre de fronteras e irregularización de migrantes y el aumento del poder de los grupos delincuenciales. El mejor camino hacia una disminución de la vulnerabilidad de los migrantes y su regularización, saber no sólo quiénes son y en dónde están, como en el registro biométrico, sino en dotarles de ciudadanía para insertarse en la economía formal y que su contribución económica y cultural sea gestionada de modo más eficiente, fortaleciendo la confianza y la cohesión social.
Referencias:
- Bio Bio (2024).
- CEP [Centro de Estudios Públicos] (2023). Estudio Nacional de Opinión Pública. Encuesta CEP 90. En: https://insightcrime.org/wp-content/uploads/2023/08/cep90_ppt_anexos_vf-5.pdf
- Civieta, Ó. (2024). Violencia en las fronteras: la ‘Orbanización’ del derecho de asilo de la UE. En: https://www.lamarea.com/2024/02/08/violencia-en-las-fronteras-la-orbanizacion-del-derecho-de-asilo-en-la-ue/
- El Conquistador FM (2024). “El control migratorio del gobierno es un chiste”, Johannes Kaiser. Polos Opuestos. En: https://www.youtube.com/watch?v=3DJdeZ87lF0
- Elias, N. (2016). Establecidos y marginados. Una investigación sociológica sobre problemas comunitarios. México: FCE.
- Fleury, C. (2023). Aquí yace la amargura. Cómo curar el resentimiento que corroe nuestras vidas. Buenos Aires: Siglo XXI.
- Garretón, M. (2023). Una constitución del miedo. En: https://www.ciperchile.cl/2023/11/30/una-constitucion-de-miedo/#:~:text=Seg%C3%BA
- IPSOS (2024). Chile es el país más preocupado del mundo por el crimen, la violencia y el control de la inmigración. En: https://www.ipsos.com/es-cl/chile-es-el-pais-mas-preocupado-del-mundo-por-el-crimen-la-violencia-y-el-control-de-la-inmigracion
- Migraciones (2024). En Instagram: https://www.instagram.com/p/C6uOt-XOQSp/?img_index=2
- PDI [Policía de Investigaciones] (2023). Informe nacional de homicidios consumados: una visión integrada e institucional 2018-2022. En: https://prevenciondehomicidios.cl/wp-content/uploads/2023/07/Informe-homicidios-2018-2022.pdf
- Sabatini, F. (2022). Sabatini [ed. A. Rasse y M. Trebilcock]. Talca: Bifurcaciones.
- Solís, F. (2024). Manouchehri (PS) propone prohibir ingreso de venezolanos por 24 meses y restringir envíos de dinero. En: https://www.biobiochile.cl/noticias/nacional/chile/2024/04/12/manouchehri-ps-propone-prohibir-ingreso-de-venezolanos-por-24-meses-y-restringir-envios-de-dinero.shtml
UNODC [Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Crimen] (s/f). Tráfico ilícito de migrantes: la dura búsqueda de una vida mejor. En: https://www.unodc.org/toc/es/crimes/migrant-smuggling.html