Por Macarena Hernández Riquelme
Psicóloga. Magíster en Psicología Clínica. Doctorando en Ciencias Sociales. Universidad de Buenos Aires.
“La vida depende crucialmente, porque es precaria, del cuidado, y de los trabajos de reproducción”[1]
Isabell Lorey
El problema social y las políticas de cuidado
Nuestro país transita una crisis social que parece no tener fin. Frente a un clima postpandemia que ha evidenciado diversas crisis: la crisis de los cuidados, de las familias, de las instituciones, de la seguridad pública, que continuamente llama la atención sobre hechos noticiosos negativos que influyen en la percepción de desprotección permanente del ciudadano por parte del Estado. En este escenario distópico, las personas tienden a buscar respuestas subjetivas en ciertas imágenes que rememoran autoritarismo por doquier. Jacques Lacan[2], diría que es la búsqueda inconsciente de la imagen del padre en nuestros gobernantes, como un significante de una ley ancestral ante la cual, la sociedad se ordena y organiza de una vez por todas -de manera peligrosa-.
Una alternativa para solucionar la crisis de percepción de los ciudadanos son las políticas de cuidado, como una forma del Estado para extender – y no restringir- derechos sociales, instalando mejoras concretas en la vida de las personas, que permitan hacer su vida más cómoda, con una sensación subjetiva de bienestar donde el Estado es corresponsable de los cuidados de las familias.
En este marco, las políticas de cuidado pueden extenderse en la entrega de los servicios de las instituciones públicas, a modo de una atención más integral e inclusiva. Una forma de avanzar en esta línea es través de la transversalización del enfoque de género en los servicios públicos.
¿Qué es la transversalización del enfoque de género?
La transversalización del enfoque de género en las políticas públicas considera incorporar el enfoque de género en las estructuras internas y administrativas de los servicios públicos, desde los instrumentos de gestión estratégicos, hasta la entrega de servicios y prestaciones a la ciudadanía.
Para transversalizar de manera efectiva, se debe necesariamente conocer la situación de género de cada servicio. Una de las estrategias más conocidas ha sido la realización de diagnósticos de género institucionales que abarque no sólo las dimensiones internas, sino también el acceso a prestaciones de entrega directa a los usuarios y usuarias de estos servicios.
Los diagnósticos de género son una herramienta que permite conocer en profundidad la realidad de género de cada servicio público. En nuestro país, se consideran distintos instrumentos institucionales que han permitido avanzar en dicha materia. En este contexto, el Cuarto Plan Nacional de Igualdad de Género entre Hombres y Mujeres (2018-2030)[3] es el instrumento que consigna dimensiones e indicadores comprometidos en cada cartera ministerial, señalando claramente plazos para su ejecución, y es, sin duda, el instrumento más importante en Chile en materia de género. Otro instrumento es la Norma Chilena de Género N°3262, que considera principalmente la eliminación de brechas al interior de los servicios públicos, tales como las barreras de género en los cargos directivos, en las remuneraciones entre hombres y mujeres, así como la existencia y conocimiento de protocolos de denuncia para situaciones maltrato, violencia de género, acoso sexual, entre otras materias.
Una vez que se conoce la línea base diagnóstica de la institución, se puede comenzar a planificar la implementación de la transversalización. Una metodología es la creación de un Plan de transversalización, que permita proyectar etapas, programar entrega de resultados y generar la planificación presupuestaria para costear todo el proceso. El plan debe considerar, además, una estrategia participativa y territorial, que permita que los funcionarios y funcionarias logren identificar en sus propias prácticas aquellas barreras y desigualdades desde su rol en el trabajo, generando una apropiación de los procesos transformacionales que supone la transversalización de género en las organizaciones institucionales. Por tanto, en este proceso participativo, debe consignarse la creación de una política de género como un producto de la transversalización, pero también como parte de un proceso institucional de cambio cultural.
Un aspecto importante a considerar es la evaluación de la implementación, como parte del proceso natural de los diseños de políticas públicas al interior de los servicios públicos. Finalmente, esta evaluación debe registrarse, así como, generar una batería de indicadores que permita medir concretamente los avances del plan de transversalización, y comunicar los resultados periódicamente a nivel interno y externo.
El caso del Registro Civil
Uno de los casos relevantes ha sido la experiencia del Registro Civil, con la creación de una unidad de género dependiente de la Dirección Nacional. Esta unidad se ha constituido en una plataforma que ha relevado la importancia de la transversalización, a través de su Plan de transversalización de género[4]. Este Plan considera tres etapas: (1) Una línea base, (2) la implementación, y (3) la evaluación. La línea base consistió en la elaboración de un diagnóstico institucional de género[5] que entregó las brechas más significativas en once dimensiones que se derivan del Cuarto Plan Nacional de Igualdad ya mencionado. Actualmente, el Registro Civil se encuentra en la (2) etapa de implementación de la transversalización, focalizando sus esfuerzos en la mejora de la prestación de servicios, tales como la modificación de los formularios y certificados para que su lenguaje sea inclusivo y respetuoso de las identidades de género; así como en la adecuación de oficinas para que los espacios sean sensibles al género con énfasis en los cuidados[6]. Esta última, se desprende de los resultados del diagnóstico, en el cual el 70% de los funcionarios consideró que las oficinas no consideran espacios de cuidado sensibles al género, y que se deben incluir tanto salas de lactancia para funcionarias y usuarias, como espacios amigables para niños y niñas que acompañan a sus padres o cuidadores a realizar trámites, así como espacios accesibles para personas con discapacidad y personas con coche.
Cabe destacar que los resultados del diagnóstico, arrojó una preocupación creciente sobre los temas de cuidado entre los funcionarios. Al respecto, más de un 50% de los funcionarios – tanto hombres como mujeres- señaló tener dificultades en conciliar la vida familiar y el trabajo, evidenciando una preocupación sobre los cuidados. En este marco, cerca de un 60% de los funcionarios indicaron que cuentan con personas a su cargo que requieren cuidados, tales como personas mayores, personas con alguna dependencia o enfermedad grave y niños. Este interés por los cuidados se puede explicar por las dificultades de conciliar trabajo- vida familiar durante la reciente Pandemia, que ha puesto los temas de género asociado a los cuidados como un problema pendiente a resolver por todos los actores sociales.
Para llevar a cabo este proceso de transversalización, el Registro Civil se adjudicó cerca de $100 M, con el proyecto “Plan de transversalización del enfoque de género: Piloto de Cuidados” a través del Fondo de transversalización de género del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género[7]. El proyecto cuenta con cuatro líneas de cuidados tanto en oficinas de atención de público, como en oficinas administrativas, y tiene una cobertura de 200 oficinas a nivel nacional en casi todas las regiones del país, lo que equivale al 48% del total a lo largo de Chile.
Otra adecuación que se está implementando, corresponde a la mejora de los asientos para la toma de fotografía de cédula de identidad y pasaporte para niños y niñas, con la elaboración de un diseño propio y único en los servicios públicos. Así mismo, una iniciativa es el diseño de un servicio de audífonos especiales para niños con sensibilidad auditiva o con trastorno de espectro autista, que logrará disminuir los niveles de estrés en niños, cuidadores y personas de la sala de espera, mejorando el bienestar subjetivo de las familias.
Estas iniciativas significan un avance concreto en la prestación del servicio a la ciudadanía, mejorando la calidad de la atención durante los tiempos de espera y durante el acceso al trámite, incrementando la sensación de bienestar no sólo en los ciudadanos, sino también en quienes atienden público.
Políticas de Cuidado como respuesta social
Si bien la experiencia del Registro Civil es pionera en el diseño e implementación de espacios sensibles al género y cuidados, no es la única en materia de servicios públicos. Desde los inicios de la reforma judicial, los Juzgados de Familia y Fiscalía, cuentan con espacios para niños que acompañan a sus padres, o bien que son citados como testigos en causas de investigación proteccional o penal. Estos espacios incluyen mesas y sillas para niños pequeños, caja de juguetes, y libros para pintar. Otro buen ejemplo son los servicios médicos en las zonas pediátricas de Hospitales, Consultorios y Clínicas, que cuentan con juegos adosados a la pared que permiten mejorar los tiempos de espera de las familias.
En materia de diseño de espacios sensibles al género, se puede relevar la experiencia de la Dirección de Aeropuertos, dependiente del Ministerio de Obras Públicas, que ha materializado el enfoque de género en sus proyectos de diseño de aeropuertos, incorporando salas de lactancia, baños familiares y espacios recreativos para niños en todos sus proyectos.
Estas iniciativas son parte de la transformación cultural que implica el enfoque de género, expresada en la implementación de mejoras concretas que favorecen la experiencia usuaria de familias en el acceso a los servicios públicos, democratizando el acceso y uso del espacio en la ciudad. De esta manera, las políticas de cuidado en los servicios públicos pueden convertirse en el puente entre la crisis de inseguridad, y la respuesta institucional de un Estado corresponsable que cuida a sus ciudadanos y ciudadanas.
[1] Isabell Lorey, (2016) Estado de inseguridad: Gobernar la precariedad. Ed. Traficantes de sueños
[2] Jacques Lacan, (1999) El seminario N°5: Las formaciones del inconsciente. Ed. Paidós.
[3] Recientemente se ha anunciado la actualización del Cuarto Plan Nacional de Igualdad entre Hombres y Mujeres 2018-2030, debido a que la pandemia por COVID-19 constituyó un retroceso en los avances de los indicadores de igualdad del instrumento.
[4] Plan de transversalización del enfoque de género 2022-2026. Unidad de Género- Dirección Nacional Servicio de Registro Civil e Identificación.
[5] Diagnóstico institucional de Género 2022. Boreal Consultores con asistencia técnica de ONU Mujeres.
[6] Se considera el enfoque de género desde una mirada interseccional, que incluye diversas categorías de exclusión social, como por ejemplo la discapacidad.
[7] El Fondo de transversalización del enfoque de género entregó cerca de $3.000M a través de un concurso abierto a instituciones públicas orientadas a la transversalización. Este fondo se apertura en Dipres por primera vez el año 2023.