Descentrados Chile

Anormalidad y determinantes sociales. El estigma de ser pobre.

Fotografía: Tero Vesalainen

Por Stephanie Bolomey Avaria
Actriz, Estudiante de Psicología. Magister en Neurociencias de la Educación.

En la actualidad la salud mental ha sido uno de los tópicos más abordados dentro de los espacios noticiosos, dado las situaciones de violencia y agresividad que se vive en las calles de Chile, pero ¿Qué es la salud mental? o ¿Cómo podemos entenderla? el concepto de salud mental es un concepto del que se ha discutido bastante desde el cómo entenderla, hasta el abordaje de enfermedad y salud o de anormalidad vs normal.

George Canguilhem, filósofo y médico francés, desarrolló en su texto Lo normal y lo patológico (1966) que la construcción conceptual de lo normal y de lo patológico se basan en formas de explicar la existencia, desde una sola mirada. Si esto lo llevamos al enfoque de la medicina, esta conceptualización se construye generando estadísticas y mediciones, se crea una idea de lo normalizante, de lo ideal, y lo que no entra en esta medición es patológico, es lo enfermo.

Dentro del enfrentamiento conceptual de normal y anormalidad podemos encontrar ciertas discusiones relevante al ámbito de la salud mental, en donde uno de los mayores teóricos es Michael Foucault, que estudia la locura desde un paradigma de control y del poder en donde el loco es un otro, una otredad, “La locura tiene una doble razón de ser ante la razón; está, al mismo tiempo, del otro lado y bajo su mirada; del otro lado: la locura es diferencia inmediata, negatividad pura, aquello que se enuncia como no-ser, en una evidencia irrecusable; es una ausencia total de razón, que se percibe inmediatamente como tal, sobre el fondo de las estructuras de lo razonable”(Foucault, 1999, p.137).

Lo normal se estandariza, se universaliza, desde un cumplimiento de la norma. Como establece Capponi, “desde lo que cumple un cierto modelo que el hombre valora” (Caponni, 1987, p.8). Por lo que dentro de esta definición es necesario curar lo anormal porque lo anormal es lo despreciado, porque no es como todos, no corresponde al promedio, escapa a la norma (p.15) en muchos análisis sobre lo anormal podemos apreciar que lo anormal es lo oculto, la otredad, lo enfermo, lo que debe ser marginado y controlado (Foucault, 1999).

No son pocos los estudios e investigaciones, que tomando como referencia alguna patología de la salud mental, concluyen cuan relevantes son las determinantes sociales en la prevalencia desarrollada en las poblaciones más vulnerables de padecer algún trastorno. A modo de ejemplo consideremos las conductas suicidas en Chile, que previo a la pandemia, presentaban cifras alarmantes; Según el Ministerio de Salud (en adelante MINSAL) en el año 2013 los hombres entre 15 y 19 años tienen una mayor mortalidad por suicidio llegando a un 16,8 % (tasa por 100.000 mil habitantes) y por su parte las mujeres en el mismo rango etario presentan una tasa de mortalidad del 5,7 %. Además, las mujeres realizan 3 veces más intento suicida que los hombres (Echávarri, 2015).

De las complejas cifras anteriores podemos realizar una segunda caracterización, más allá del rango etario o el sexo biológico, la cual guarda directa relación con los determinantes sociales, y es que la evidencia establece que los pensamientos suicidas son más frecuentes entre quienes viven en hogares con ingresos menores a 540.00 mil pesos en comparación a quienes viven con un ingreso mayor a 940.00 pesos (7,1% vs 2,9 % respectivamente) (Jiménez, 2021).

¿Cómo podemos explicar esta situación? Una hipótesis dominante que vincula el estatus social y los trastornos mentales se centra en el nivel, la frecuencia y la duración de las experiencias estresantes y la medida en que están amortiguadas por los apoyos sociales en el entorno (OMS,2014).

Los más pobres viven experiencias difíciles, problemas económicos, violencias en sus entornos de desarrollo, negligencia, abandono, problemas en la nutrición, y/o exposición al consumo de sustancias, generalmente de forma permanente y sistemática, además de tener menos posibilidades de apoyo ante estas situaciones, y esto, como ya hemos hecho referencia, es transversal durante todas las etapas de su ciclo vital, incluyendo las etapas sensibles de su desarrollo neuronal, como es en la primera infancia, modificando la capacidad de respuestas al estrés, debilitando, también su sistema inmunológico, sistema cardiaco y sistema respiratorio (OMS, 2014).

A todo lo anterior le agregamos un punto que guarda relación directa a un determinante social en personas de estratos sociales bajos, como es la discriminación que experimentan las personas vulnerables. Existen muchas formas de discriminación y está dirigida a personas con características demográficas específicas de edad, género, raza, etnia, orientación/preferencia sexual, nacionalidad y religión (Shim, 2020). La discriminación está presente en el desarrollo de trastornos en la salud mental, como el estrés post traumático, el trastorno depresivo mayor o los trastornos de ansiedad, entre otros.

Bajo el paradigma actual de la salud mental, la persona con algún trastorno de salud mental debe ser considerado como parte de la sociedad. Su tratamiento debiese estar mirado desde un enfoque comunitario, construyendo redes que apoyen y fortalezca la permanencia de las personas con trastornos de salud mental y apoyen la remisión de la sintomatología de esta. Pero en la práctica caemos en la mirada paradigmática de Foucault, como sociedad segregamos, ya no solo en hospitales psiquiátricos, sino además en comunas enteras, en zonas específicas donde la vulnerabilidad y los trastornos de salud mental conviven, de forma tan natural que lo monstruoso camina por la calle, sin posibilidad de apoyo, porque si bien existen dispositivos que intenta romper las cifras, son dispositivos que no dan abasto.

Como sociedad podríamos considerar que no hemos logrado salir de la época clásica del análisis de Foucault. Nuestra otredad se encuentra en las residencias de mejor niñez, en las cárceles de las periferias de las ciudades, y en las mismas periferias donde no solo fortalecen la prevalencia de estos malestares, en donde solo se transforman en el dato estadístico de la política pública y de la anormalidad de la medicina, sino que también se encuentran hundiéndose sin poder remitir síntomas y ser partes de la sociedad, buscando construir un rol para aportar a esta, en donde la propuesta del estado y de diversas organizaciones  que buscan aportar al desarrollo de la salud mental, se transforma en utopía, en un discurso que soporta bien el papel, pero que hasta este momento no ha logrado influir en sus vidas.

Referencias

Canguilhem,G. (1966) Lo Normal y lo patológico. Primera edición. Siglo XXI Editores S.A.

Capponi, R. (1987) Psicopatología y semiología psiquiátrica. Editorial Universitaria

Echárravi, O. et al (2015) Aumento sostenido del suicidio en Chile: Un tema pendiente. Centro de Políticas Públicas UC. Revistas Temas de la Agenda pública, N°79. Recuperado abril de 2022 https://repositorio.uc.cl/xmlui/bitstream/handle/11534/45709/N-%C2%A679%20Aumento%20sostenido%20del%20suicidio%20en%20Chile.%20%20Un%20tema%20pendiente.pdf?sequence=1

Florenzano, R. (2008) Normalidad y Anormalidad.

Foucault, M. (1961) La historia de la locura en la época clásica. Epublibre. Recuperado abril 2022.
https://patriciolepe.files.wordpress.com/2007/06/foucault-michel-historia-de-la-locura.pdf

Foucault, M. (1999) Los anormales. Fondo de Cultura económica.

Jiménez, A. et al (2021) Suicidios durante la pandemia ¿Por qué bajan y que podemos esperar para adelante? CIPER Académico. Publicación online. Recuperado abril de 2022
https://www.ciperchile.cl/2021/01/29/suicidios-durante-la-pandemia-por-que-bajan-y-que-podemos-esperar-para-adelante/

Organización Mundial de la Salud, OMS. (2014) Social Determinants of Mental Health, Biblioteca OMS. Publicación online. Recuperado abril 2022
https://www.who.int/publications/i/item/9789241506809
Rocca, A. (2013) Foucault; ‘Los Anormales’, Una genealogía de lo monstruoso. Apuntes para una historiografía de la locura.
Shim, R. (2020) The Social Determinants of Mental Health: Psychiatrists’ Roles in Addressing Discrimination and Food Insecurity. Focus Vol. 18, No. 1, Winter 2020