Descentrados Chile

Familias que sostienen: la base de la salud pública y la paz

Fotografía: Fotograma de la serie de TV "Los ochenta"

Por Carolina Muñoz Vergara 

Profesora Asistente. Universidad Central de Chile.

 https://orcid.org/0000-0002-8638-9146

 

Cada 15 de mayo conmemoramos el Día Internacional de la Familia, y más allá de celebrar una institución, esta fecha debiera empujarnos a una reflexión urgente: ¿Cómo construimos familias hoy, en un mundo marcado por la fragmentación, la soledad y el desgaste social?

Las guerras no solo destruyen ciudades. Destruyen infancias, vínculos y futuros. Las niñas y niños que viven en contextos bélicos arrastran cicatrices invisibles: el trauma, el desarraigo, la pérdida de referentes afectivos y educativos. En este escenario, la familia –en todas sus formas– emerge como el primer espacio de contención, cuidado y resiliencia.

Hablar de familia hoy no puede reducirse a una sola estructura. Las familias monoparentales, homoparentales, reconstituidas, extendidas o conformadas por redes afectivas no tradicionales son también espacios legítimos de amor y protección. No es la forma, sino el fondo: el compromiso con el cuidado mutuo, la seguridad emocional y el respeto por la dignidad humana.

Pero para que las familias puedan cumplir su rol protector, necesitan algo más que voluntad. Requieren políticas públicas que las acompañen. Un Estado presente que garantice acceso a salud, educación, vivienda digna, cuidados de las infancias y condiciones laborales adecuadas es fundamental para sostener hogares saludables. Leyes que fomenten el cuidado en Chile (Ley N°21.645) representa un avance fundamental para fortalecer el bienestar social, que debemos valorar y proteger, construyendo un país más justo, inclusivo y atento a las necesidades de todas y todos sus integrantes, con una mirada intergeneracional, con perspectiva de género e intercultural. Cuidar no solo es una responsabilidad individual, sino social y colectiva.

Las crisis globales nos interpelan como sociedad, pero también nos ofrecen la posibilidad de repensar el tejido social desde sus bases. No podemos olvidar que muchos de los derechos que hoy damos por sentados –como los derechos del niño y los Derechos Humanos en general– nacieron precisamente como respuesta a la tragedia de la Segunda Guerra Mundial. Cuidarlos, promoverlos y exigir su cumplimiento debe ser una tarea diaria. En tiempos donde el impulso de medidas apresuradas, como bonos por maternidad en contextos de baja natalidad, sin una estructura de bienestar que sostenga verdaderamente a las familias, es urgente recordar que no basta con incentivar nacimientos: hay que construir entornos donde las infancias y adolescencias sean protegidas y valoradas, que a su vez nos llevará a una vejez digna y tranquila. La familia no es una fórmula única ni una herramienta del conservadurismo; es una construcción social compleja, dinámica y situada. 

La familia no es una institución del pasado. Es una promesa del presente si logramos liberarla de los estereotipos, proteger los derechos conquistados y pensarla como una red social capaz de sostener la vida en común. En tiempos de tanto individualismo y desconexión, la familia puede ser un acto político: resistir, vincularse y cuidar.

 

Referencias: 

Congreso Nacional de Chile. (2024). Ley N° 21.645, Modifica el Título II del Libro II del Código del Trabajo “De la Protección a la Maternidad, Paternidad y Vida Familiar” y Regula un Régimen de Trabajo a Distancia y Teletrabajo en las Condiciones que Indica. Diario Oficial de la República de Chile. Recuperado de: https://www.bcn.cl/leychile/navegar?idNorma=1199604