Por Felipe Valdebenito Leiva
Periodista, cientista social y habitante del Wallmapu
Sabida es la gran influencia que tienen los medios de comunicación en la sociedad, ya que uno de los roles importantes que cumplen los medios de comunicación en las sociedades modernas, pasa por la creación de imaginarios sociales y visiones de sociedad, posición de poder que llama la atención de las élites económicas, para desde ahí, reproducir su ideario de sociedad, ya que en Chile son éstas élites las que controlan los grandes medios de comunicación que otorgan una mayor posibilidad de escucha. En este sentido, el discurso de prensa pasa a ser un relato que influye, crea y construye realidades. Ese discurso está colonizado y es influenciado por la posición política de los controladores de los medios de comunicación, donde al estar legitimados como agentes, buscan reproducir su imaginario en toda la ciudadanía, así los medios terminan siendo actores de relevancia dentro de nuestra vida diaria, cuando deciden qué mostrar, cómo mostrarlo, cuándo callan u omiten, cuándo juzgan o culpa. Todas esas decisiones están dadas por posiciones que se expresan en las líneas editoriales, las cuales en nuestro país están extremadamente controladas por grupos de interés tales como, el grupo Luksic Canal 13, Grupo Heller y Mega, Familia Edward y la cadena El Mercurio, entre otros.
Así, ellos nos han determinado miradas sobre distintos hechos que ocurren en el espacio público o también se han hecho notar en la construcción de relatos sobre hechos históricos o conflictos actuales. La idea de esta columna es apuntar a cómo los grandes medios de comunicación tienen totalmente controlado la construcción del relato sobre lo que pasa en La Araucanía. En este sentido, desde que el Estado de Chile decidió invadir todo lo que estaba al sur del río Biobío, hay un medio de comunicación que tuvo mucha relevancia en difundir una mirada de esa invasión, la mirada de la élite de la época, que a través de sus páginas justificaba los horrores de la llegada del ejército chileno en lo que hoy es La Araucanía. En ese diario se construyó la realidad de esa historia, pero también de la larga historia de este conflicto iniciado por el Estado, su poder e influencia ha construido el imaginario social sobre todo lo que es justo en este proceso, por tanto, si hay una mirada común entre distintos medios de comunicación, es la mirada sobre lo que pasa en el sur, ya que nos guste o no, su gran capacidad de escucha y su amplitud de plataformas permite que se conviertan en actores relevantes, legitimados socialmente, en definitiva, actores políticos.
Sabiendo ya la posición de los medios, es interesante entrar en la conversación de lo que se ha construido. Saber y reconocer cuál es ese imaginario que han intentado construir. Para eso me gustaría citar un trabajo que realicé para un proyecto Fondecyt (La construcción socio imaginaria del relato de la justicia en el discurso del diario el Mercurio de Chile y el austral de Temuco, en el contexto del acuerdo de Nueva Imperial y las elecciones presidenciales de 1989). donde -en palabras muy resumidas- concluíamos que el relato sobre lo justo que presentan los medios de comunicación ha legitimado ayer y hoy la idea de integración, fundada en el reconocimiento, asimilación y participación de los pueblos indígenas, cristalizando un imaginario social de pacificación o en un lenguaje más duro de chilenización, con la finalidad implícita de otorgar gobernabilidad a los sistemas de Gobierno y solidificación del Estado de Chile, proceso, que a diferencia de lo que ocurrió hace 100 años con la mal llamada “pacificación de La Araucanía” esta vez se presenta desde el Estado, las élites y sus medios. (Chile) como un diálogo entre el Estado y los pueblos indígenas, receta repetida, que no conduce a nada, pero que, en cada forma de abordar un hecho, tiene como objetivo estratégico para las élites económicas que también dan forma al Estado y que es, seguir incorporando a los pueblos indígenas a los marcos del actual Estado Nación, sin ningún cambio, lo que niega la posibilidad de autonomía de un pueblo, cómo el Mapuche, que fue invadido y obligado a ser de otra nación.
No podemos obviar a los medios de comunicación en un conflicto, en sus páginas, audios, minutos de televisión, se explica lo que ocurre en nuestro territorio, es en ese relato donde se busca explicar e influir en la ciudadanía, otorgando argumentos para tomar posición sobre un hecho o proceso histórico. En Chile urge una política pública que democratice el control de la información, que ponga a disposición de la ciudadanía una mayor cantidad de fuentes de información en el espacio público y que no esté tan determinado por el poder económico.